Así murió mi poesía
Una tarde de otoño cubre permanentemente mis días.
La soledad vestida de fiesta, de carnaval, de etiqueta,
en complicidad con la melancolía juegan con mis
recuerdos , llenándolos de sarcasmos , de ironías. de risas
L a poesía que habla del amor, de la pasión
huye histérica, malhumorada.
Un silencio de espejos, de colores, de espinas
Repite monótonamente, hasta el cansancio:
“tengo una soledad tan desolada”,
“hay golpes en la vida tan fuertes yo no sé”,
“yo me voy estoy triste, pero siempre estoy triste”
“Dios mío que solo se quedan los muertos.”
Bennedetti,Vallejos,Neruda y la Mistral ,
en susurros clandestinos, silenciosos
con miradas poéticas y renovadoras
me dicen “no nos reescribas, no nos imites
no nos copies, escribe a lo aureliano así, sí,
pero con minúscula...
una risa de literatos abofetea mi ser poético,
mi mano tiembla, la palabra desaparece,
el silencio me invade, me golpea,
mientras mi alma galopa
hacia la nada...
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