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Al mirar arriba, un escalofrió lo desconcertó, no había reparado en la figura de la gárgola, que parecia que lo observaba. Durante meses había abordado el autobús en esa esquina con su novia, y esa mañana por primera vez reparo en la gárgola. Bajo de la acera para apreciarla mejor, apenas fue un segundo, un rechinar de llantas y un golpe mortal. Desde lo alto del edificio podía ver el drama, veía gritar a su novia enloquecida, a la gente estupefacta, y se veía asimismo inmóvil en un charco de sangre y con un cuerpo de piedra con alas, recordo una leyenda, donde la gente muere y su alma sale proyectada y se estampa prácticamente con lo primero que encuentra, por eso hay gente que creen ver figuras en las paredes sobre todo en las húmedas, en la corteza de los árboles, en el piso, en fin en lo primero que choca la energía del muerto. ¿Seria esto verdad? Desde lo alto vio como llegaba el forense, el drama de sus familiares y luego como se llevaban su cuerpo en un vehículo. Casi dos horas después ya habían lavado la mancha de su sangre, parecía que nada hubiese sucedido.

La lluvia resbalaba por su frío cuerpo, la oscuridad gano a la luz, y la luz dominaba a la oscuridad, en un suceder de soles y lunas vacíos. Atrapado en el cuerpo de la gárgola se había cansado de preguntarse, de buscar un porque, y sobre todo, a casi mas de un mes del suceso, no había vuelto a ver a su amada, y por fin un día los ojos le brillaron, quizás fue él roció de la mañana, pero sintió gotas resbalando por sus ojos, quiso gritarle y no pudo, intento una y otra vez moverse y no lo logro. La vio tomar el autobús cabizbaja. Así día tras día, se alegraba con solo verla y esto se convirtio en su máxima ilusión. Hasta que ... la vio acompañada. Al principio se sorprendió y esta sorpresa al paso de los días se torno en molestia, al ver como poco a poco, crecía la confianza entre su amada y su acompañante. Que poco le había sido fiel, en menos de dos meses otro la consolaba ¡y le daba besitos delante de él¡
Quizás fue aquel pequeño temblor, quien sabe, lo cierto es que al sentir el sismo, su amada y el nuevo novio cruzaron la calle, y pasaron justo bajo sus pies. Fue solo un instante en que por fin pudo moverse y sentir que caía y caía, justo en el cuerpo de su amada. Casi dos horas después llego el forense, la calle había sido lavada. Aún así, hay gente que jura ver dos figuras, justo donde quedo muerta la joven.

Texto agregado el 23-12-2006, y leído por 158 visitantes. (0 votos)


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