Como un maldito río brota el llanto dentro del pecho.
El cielo pareciera estar siempre oscuro, opaca también la mirada y la sonrisa.
Se habla de tiempos de antaño en los que fueron radiantes, mas ahora la brisa es densa, el dolor quema y la pasión llora. Y es extraño, pues las aves aún cantan, la marea aún vuelve, el sol brilla, las estrellas danzan, pero la mirada, mi mirada, se pierde en el infinito vacío del pensamiento.
Que cruel, cruel muerte, como si nada valiese la pena, sin ideales, sin sentimientos, sin nada....
Una muerte interior, la muerte del alma. Se pudre el cuerpo por dentro y se refleja por fuera.. por fuera... por fuera el cambio es lento, apenas perceptible a esos ojos.

Pero sin darte cuenta lo vez y te alejas, pues en el fondo sabes que esta enfermedad es contagiosa...
la cura la tienes también tú, pero estas mas preocupado de ti que del verdadero necesitado.

Pensamientos que agobian mas la niebla de mi interior, ¿Cómo pedirles que callen?, ya se que todos tienen una fecha de caducidad, y es duro saberlo por ti, aun que por mí es dulce, porque eso me dice que tal vez, sólo tal vez, el dolor cesará. Escribir la pena de la que padezco calma el dolor de la herida pero es sólo droga, una droga que al terminar con su efecto te abandona y te sacude dejándote mas débil que antes de tomarla.

Y es que sólo una cosa pido, y sólo eso se me niega.
Y es que tal vez aún soy muy joven para entenderlo.

Y sé que no me corresponde juzgar, pero debo afrontar el dolor de no hacerlo.
Y no puedo herir a otros pero no hacerlo me hiere a mí. Quizá es egoísmo, pero no actuar... ¿no es acaso ser egoísta con migo misma?

Si continúo muda y ciega terminaré por ahogar mi propio canto y entonces me convertiría en la asesina de mi vida.
Continuar con esta locura me está matando. Al acabarse las lágrimas, brota la sangre, con ella lo que me va quedando dentro del corazón.

Lloro de desesperación al leer las palabras y darme cuenta que no existe solución.
Mientras, dentro del pecho se forma una laguna por el llanto derramado.

Y, aunque veo otra mirada, no muy lejos, dentro del vacío, me doy cuenta que no está dirigida a mí de la forma que necesito y mientras aquello no cambie, yo, seguiré muriendo....