Resecos caminos de la infancia, recorridos con los pies hundidos en el mullido polvo
,la suave caricia de la tierra seca tibiamente cubría nuestros dedos, la escasa sombra de las viejas acacias, no lograba mitigar el sopor de la tarde.
Caminábamos con el sol sobre los hombros sintiendo el sonido del viento y los trinos de la tarde campesina.
las acequias de aguas cristalinas eran la invitación perfecta para ser piratas de barcos de paja y hojas secas y a correr navegando por la orilla , volvíamos a casa cansados y felices. mañana otra aventura total era tiempo de verano
Texto agregado el 21-12-2006, y leído por 219
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