La belleza del olvido,
para comenzar de cero, de nuevo,
volver al primer camino.
Comenzar, sinrazón todo otra vez.
Para recuperar el asombro y la inocencia,
la fe en la vida y sanar de pronto cada herida,
hacerse fénix.
Olvidar como llorar, olvidar el alma en pedazos,
olvidar la maldad....
Olvidarte y olvidarme, sonreír y sanarte.
Descubrir luego detalles burdos, tontos, dulces,
necesarios e inútiles
Olvidar es una bendición que queda para pocos,
un regalo escaso,
una fe perdida.
Duele tanto como recordar, como vivir otra vez,
una reacción al tiempo,
al cansancio y al exceso.
Ser olvidado es peor que morir,
es la condena de no haber existido, de no ser;
pero olvidar lo banal es sacro.
Olvidar hasta hundirte en ti mismo,
hasta que nada sea, sino tu.
Es nadar en un mundo de líquidos recuerdos,
que se desvanecen en silencio.
Olvidar es reír con ganas, es no tener razón más que soñar,
es una esperanza mundana
para una vida atareada. |