Cae la noche y te espero entre luces encendidas y brisas incesantes. Hace calor y llevo ropa ligera, clara, dealgodón. Me siento en el piso, con las piernas cruzadas, descalza. Me masajeo el cuello, la cabeza se mueve dibujando círculos. Escucho pasos en la escalera… ¿Sos vos? ¿O es otro vecino que me ilusiona en vano? Ahora, más cercano, el ruido de las llaves. Que seas vos… Que seas vos… Que seas vos… La llave en la puerta. La puerta se abre. Sos vos. Me doy vuelta, aún en el piso, sentada como chinito y sonrío. Te agachás, estás al lado mío, y me das un beso en el cuello. Cierro los ojos. Por la ventana ya se ve la luna, es cuarto menguante, parece de plata. Al abrir los ojos te veo sentado delante de mí. Te hago una mueca, la copiás en espejo. Otra. Volvés a copiarme y nos matamos de la risa. Nos tiramos al piso, riendo a carcajadas. A medida que recobramos el aire, nos acercamos, reptando como serpientes. Estamos frente a frente. Nos besamos. Hace calor, el piso está más fresco. Nos quedamos allí, quietos… |