Noventa menos Quince


Humildemente este ente despertaba dentro de su cama completamente desecha con una sed insaciable, mas su reloj se había detenido. Dispone sus pies para caminar a la cocina para lograr controlar, lograr saciar esa sed que lo atacaba injustamente.
Aún en ropa de dormir llego a la cocina se sentía perdido como si estuviese en un mundo desconocido, como si no perteneciese a ese mundo, aún así siguió adelante. Logro encontrar su vaso de agua, lástima, no fue capaz de tomarlo no pudo si quiera verlo, pero si logro ver un plato de comida el cual dispuso comerlo ya que pensó que se encontraba medio vacío, siendo la confusión de que el plato se encontraba medio lleno.
Sentada disponía a comer su plato de comida, el cual no pudo terminar, pero aún así no logro levantarse. Una fatiga incontrolable, impredecible, un deseo culpable, un sentimiento de incompetencia asalto su cerebro, mas las sombras aun no llegaban.
Logro sentirse invencible, logro conocer algo que pocos conocen siendo que en el espejo ni su sombra encontraba.
Varios meses pasaron, pero aun ella seguía sentada ahí en ese mundo desconocido, en ese infierno frío que le quemaba la espalda logró encontrar, a quien ella creía, pero el no encontró nada de ella pues más de una vez se confundió pensando que ella era quien el esperaba que fuera.
Pero logró pararse, tras varios segundos, de esa infernal silla dispuesta a volver a su cama, desilusionada, deprimida por no encontrar lo que ella pensó que hallaría. Llena de sombras y manos oscuras logro divisar su cama, sintió un alivio, Respiro…

Llegó a su cama, se sintió acogida, se sintió aliviada descanso y penetró superficialmente sobre un sueño tenue y frío, llena de sombras dispuso de su reputación para arruinarla. Ya que su sueño no pudo contener, ya que su cama no la pudo mantener en su calor encontró un par de dulces dormilones para consagrar su preciado sueño para renacer sobre otra cama aferrada a otros pretextos. Evito encontrarse a si misma no busco su solución. Tomo aquellos dulces en un gran número y cumplió su deseo, al otro lado de su cama despertó sedienta nuevamente con un pretexto nuevo para el cual aferrarse con nuevos sueños arrepentida se despertó y lloró.
Despierta, ya lucida, se dio cuenta de que aquel lugar no era lo que ella creía mientras su orgullo la llamaba a ser olvidada. Un frió endoscopio y un millón de jeringas marcaron su clímax, encontró a la familia como el método para llegar a su cura. Pero fue estúpida, fue una pendejada un intento un aullido desesperado escrito en unas letras difusas para lograr un llamado de atención, una publicidad mentirosa envolvedor emocionante pero con doble sentido…

Aun no logra conformar sus sueños dentro de aquella cama que pertenece, se encuentra escondida, desilusionada, afligida y depresiva debajo del colchón cubiertas por unas manos generosas que le sustentan de ilusiones, que la elevan mas de lo necesario , para que así su caída sea su doble, pero no sueña, sedienta se mantiene dormitando, llorando y sangrando…

Aún no vuela por los quince, mas se siente de noventa muriendo sobre ella misma… no sueña