Y te escucho en el silencio,
del lomo de tus orejas y
en la piel que se te escapa
bajo la frazada de ovejas...

Y a veces es verano o invierno,
segun le parezca al tiempo;
que te trae trae con las hojas
que te trae con el viento.

Un aroma a terciopelo y cigarrillo
me recuerda a tus manos,
tus tobillos.

Y a la altura de mis piernas
se construyen monasterios,
que de afuera son castillos,
que de adentro son suplicios.

Y me siento en la altura de mi hamaca
esperando verte volver de la resaca.

Y a veces te me vas,
como se va desarmando un ovillo
y me regala una bufanda
que me guardo en el bolsillo.

Y me araña la mañana ,
con su maña me regaña,
me insiste en que me duerma,
entre medio de lagañas.

Y el aroma a manzanas,
que me brilla con tu ausencia
y ese hedor a cigarrillos
que me anuncian tu presencia .

Reminicencia de los amargos
entre lagañas de lucero
me recuerdan tus engaños
y reviento el cenciero.

Y todo me da vuelta
vos, el diario, el perro.
y ni hablar de la vecina
que me mira y vaticina...

y ya mucho no te queda,
para que te vayas de vuelta
para que des otra ronda
otra vez en la vereda

Pero a mi poco me importa
y te miro a vos afuera
mientras fumo a la mañana
y cuelgo la enredadera.