Con las primeras canas me ha dado por pensar, si, sobre aquellos arbolitos.
Cuando decidí plantar mis arbolitos no sabía cómo serían en el futuro, qué tipo de leña darían, su hoja perenne o caduca, etc. Yo sólo pensaba en que serían míos, para siempre. Con los años fueron creciendo, uno más que otro, diferentes. Mi primer arbolito creció fuerte, aguantó bien los vendavales. Pero llegó el tiempo de huracanes y desapareció sin dar señales. Con mi segundo arbolito tuve más suerte. Se torcieron algunas ramas, pero logré enderezarlas. Sin ayuda de jardinero, pero poniendo empeño.
Hoy, con estas canas, echo de menos mis dos arbolitos, aquellos que en mi jardín se entrelazaron. Pero el tiempo es el mejor mago, sabio, conocedor. Algún día echarán raíces y entenderán mi razón. Plantarán sus arbolitos. Tendrán canas, como yo.
|