Una melodía al borde del ocaso,
huesos retrocediendo,
cayendo absurdamente
hacia la eternidad de los recuerdos.
Un dios que no sonrie,
ante la mano ensangrentada
de los muertos
que caminan sin pies,
por la ciudad sin sombras.
Unos talones tanteando la nada,
fieles a su destino
de ampollas y cemento,
una figura anclada a la vergüenza.
Una embriaguez sin brillo,
anudada a un naufragio anunciado
en la tempestad de un sueño.
Una lágrima pegada a la mejilla
intentando quedarse
como único consuelo de existencia.
UNA LAGRIMA
Texto agregado el 17-12-2006, y leído por 180
visitantes. (4 votos)
Lectores Opinan
02-01-2007
ESO FUE DURO EL TITULO Y EL KONTENIDO ME ENKANTARON AMEBA