Era una calle, como todas las que he caminado, una calle silente, pasiva, seguía siendo calle sin movimientos, los carros la cruzaban rápidamente, temía perder la razón mientras los miraba, no necesité mas que mi pasión por esto, y unas enormes ganas de escribir. Me apresuré a llegar a la universidad, camine por la playita recurrentemente hasta darme cuenta que mi destino era el computador, pero seguía pensando en la calle sin movimientos, en esa calle silente a la que carros veloces no miraban, a la que esos carros olvidaban, a la que su mismo creador dejo a un lado, esa calle se paseaba por mi memoria, era enmudecida, sórdida y pasiva, pero era esa calle por la que todos pasaban y ninguno miraba, esa calle que observó varias noches lo que ya nadie observa, acogió dormilones in frangantis, a moribundos, a callejeros, eran ellos, los únicos que al igual que yo pensábamos en ella, en esa calle...
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