Tu vida como actor, en una sociedad a la que no haz hecho más que intentar mimetizar en algunos de sus aspectos. Eres como un mediador en su diálogo con ella misma. Te amarán y te odiarán, y a dónde sea que vayas tu papel más difícil será precisamente el ser un gran actor, con o sin arte para soportar tantas miradas. Y te darás cuenta entonces que nunca dejarás de ser un actor; llorarás, quizás, por un descanso. No tendrás a dónde huir.
Quizás logres algún día ser una Celebridad.
Fin del curso de actuación.
…
Nota: Estos cursos fueron dictados por el Gran Maestro Confabulador Místico Johann Graves y resultaron ser una gran estafa. A algunos de los mejores alumnos de sus cursos, a aquellos por los cuales sintió más respeto, les obligó a prometer que jamás actuarían sobre tablas ni ante las cámaras y algunos de ellos así lo hicieron. Sirva como anécdota un diálogo grabado secretamente por un intruso
- Si no actúo por dinero ¿de qué voy entonces a vivir? ¿Para qué he tomado entonces este curso?
- Podrías ser un grandísimo pordiosero – contestó el Gran Maestro.
Pero toda anécdota, por muy buena que sea, no es suficiente para hablar de Johannn Graves. Entre sus prerrogativas se encuentra la de no realizar jamás más que un curso por país o por estado, en el caso de los Estados Unidos de América. Suele llevarse con él a dos o tres alumnos por curso y se cree que ya sobrepasa la veintena los discípulos que acatan sus consejos. De ellos no se sabe nada, se les ha visto, mas es imposible obtener un solo dato certero ¿Son muchos, son pocos, son otros o los mismos? ¿Qué quieren, qué traman, qué hacen? Sabemos que Johann Graves, el Gran Maestro Confabulador Místico, ha dejado entrever que los escándalos sociales entretienen mucho más que el televisor o que la gran pantalla de cine.
En una localidad de Idaho hay testigos que sostienen haber visto un demonio de tres metros y medio de estatura con cuernos de un metro de largo (en total cuatro metros y medio), y se sospecha de varios habitantes que sostienen pactos con tal criatura (esto sucedió a los dos meses de la partida o de la supuesta partida de Johann Graves y su extraño grupo de actores entrenados no se sabe para qué). En otras partes hablan de signos del fin del mundo y el retorno de Jesucristo que ya está aquí y de un falso profeta.
Sin embargo, sabemos a ciencia cierta que Johann Graves es un gran admirador de la cultura Oriental, específicamente del Tao y del Zen, y me permito dudar que esté envuelto en bizarros embrollos.
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