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		| *En colaboración con mi querido compañero de letras, Pablo Gatica. Él es (p), yo (h).
 (p)
 ¿Hasta cuándo los árboles serán fríos e insolentes?
 ¿Hasta cuándo la mierda será el único sabor en nuestras bocas?
 ¿Hasta cuándo la mala hierba crecerá en nuestra alma?
 
 (h)
 Hasta que sus hojas dejen de extrañar el suelo
 Hasta que te des cuenta de que no cosechas más que orgullo
 Hasta que encuentres el purgante del rencor
 
 (p)
 ¿Quién eres entonces, misterioso poeta?
 ¿Quién eres, si no, el domador de caballos no amaestrados?
 ¿Quién eres gran imitador de señoras inteligentes?
 ¿Acaso eres una verdad que salió de tu corazón?
 ¿Acaso eres hoja que jamás ha caído?
 
 (h)
 Soy sólo un discípulo de la incertidumbre social
 Soy el espíritu del elefante de cristal que llevas en el cuello
 Soy el poeta fracasado que inmortalizas en tus elegantes versos
 Soy eso que los demógrafos han decidido no mencionar en sus estudios
 Soy una de esas gotas de baba que se sujetan del hocico de los perros
 
 (p)
 Eres, acaso, ¿un bravo inocente de la vida?
 Eres, acaso, ¿una incoherencia hecha realidad?
 Eres, acaso, ¿un inmortalizado alcohol que se acaba en un segundo?
 Eres, acaso, ¿la mente colgada en la luna, dichosa de morir?
 
 (h)
 Me parece que soy el maestro de la improvisación que te enseña latín
 Me parece que no sé ser lo que esperas en el solsticio de verano
 Me parece que soy eso que tu inconciencia imagina en tus lagunas mentales
 Me parece que nada me sabe a lo que me dijeron que sabría
 Me parece que tú sólo esperas encontrar consuelo en esta tremenda oscuridad
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Texto agregado el 17-12-2006, y leído por 125 
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