Pues bien, allí me encontraba, con la rodilla pelada, el chándal roto y la mano quebrada, todo un panorama para el 6 de Enero-Reyes del que prefiero omitir el año. Me fui del callejón donde jugábamos el partido, la mano me dolía a rabiar pero sabía que eso no era lo que mi madre en un principio iba a mirar, no, no, no……. Mi cabeza bullía pensando en cómo iba yo a salir de aquel trance. Subía la escalera del viejo portal y algo ya se me había ocurrido, mi abuela estaba allí, así que al menos tendría yo algo de parapeto.
Mi madre y abuela estaban en la cocina haciendo truchas de navidad, entré en la cocina con “TAN MALA PATA QUE TROPIEZO, SALGO VOLANDO COMO FOTINGO Y ME METO TREMENDO TRASTAZO CONTRA LA PUERTA DEL HORNO”. Y luego le dan Oscars a actores en América (JA) yo hubiera ganado uno honorífico.
-¡Ay, ay, ay, abuela (a mi madre mejor ni mentarla por si acaso) ay, ay ay!
-¡Jesús mi niño! ¡tremendo estampido! ¡levántisi diahi!
-Jéste niño es bobo mamá (el lobo asoma)
-Ayyyyy abuela no puedo levantarme, mira mi mano, ¡AYYY MIRA MI CHÁNDAL NUEVO ABUELAAAAAaaaaaaaaa!
-Chacha este niño siá roto algu –dijo mi abuela-.
- ¡Que se va a romper naá! Levántese de ahí, tolete.
Yo me hacía el remolón y el enñurgao y entre más vivo que muerto me quería levantar pero fíjate que no podía.
Pues nada que allí nos fuimos los tres a urgencias en el día mas mágico de todos para un crío, y digo mágico porque me libré de tremenda tollina, justifiqué el brazo roto y el dichoso chándal roto jejejejeje
PD. Sólo tenía una fisura, nada roto y mi abuela al día siguiente me regaló otro chándal, pero al roto mi madre le cosió un parche en la rodilla y fue el del cole para gimnasia.
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