La neurastenia fallida no se enamorará del café,
mis senos se quedarán sangrando,
apuntando a la chucha de la muerte,
mirando los ojos de la destrucción,
quizá no me enamore del colapso,
quizá no me enamore del trastorno
que insolencia del dolor,
tiene una sonrisa en el coxis,
se masturba mirándose al espejo,
aullando para una anfetamina,
para un cigarro insólito,
absurdo y barato,
ya no lo fumo,
menos lo toco,
el cielo no es más que hollín
la hipocondría no necesita de ciclámenes,
sino de mis vicios
de mis ovarios,
quizá a los veinte
ya no necesite de navajas,
no me cambie las espinas,
no me cueste la nicotina,
no me acueste sin nicotina
…quizá coleccione tenedores
qué patéticas son las estrellas,
-¿ a qué jugarán?-
qué sabor tendrán sus vulvas?,
qué sabor tendrá su semen?,
ojala su pescuezo caiga en retazos,
ojala su mirada se caiga,
y yo cuelgue de ella,
columpiando,
columpiando hasta vomitar
quizá la cobardía odie al espanto,
quizá la menarquía huela a mar entre las piernas del alcohol,
quizá no me enamoré de una araña de cuatro patas,
quizá siga chupando mis dos dedos con mis efluvios,
y con los mismos volver a manosear un cigarro,
o algunos labios…cuarteados
No lo sé
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