Todo comenzó en un hermoso pozo de ilusiones, el sol dejaba brillar mis sentimientos, y la luna se llevaba mi emoción a su refugio de sueños eternos.
Al hablar empecé a percibir grietas en la tierra , mi pozo de ilusiones dejo abierto su centro para formar raíces y así afirmarse en su miedo de ser derrumbado.
Muchas noches surgieron sin necesidad, las horas pasaban calladas y sin avisar al sueño. Tocábamos puertas que nos abrían a la misma sabiduría , pidiendo molestar al destino con su paso lento y perdido sin saber su fin.
Provocamos ambientes caprichosos para no desnudar la verdad, ciegamente construimos un mundo de arco iris de luna, y con sonrisa de payaso sentenciado pedimos buscar algo que nos hiciera daño y así saber que tan difícil seria vivir con nuestro amor.
Calculamos con alma de miseria cuan capaces éramos de entregar sin ego, ya cansado de ser ignorado por el corazón. Le dolió tanto al misterio no ser visto que empezó la batalla por querer vernos y juzgar al acierto de si éramos nuestro sueño.
Pisamos la luna, ella nos llevaría a la muerte de lo incierto. Mientras jugábamos con el éxtasis de la propia vida, el destino construyo su camino, nuestros ojos brillaron ciegamente, y buscamos al engaño para no desilusionarnos rápidamente.
Mientras el destino se reía nuestras lagrimas construían la realidad. Cansados de no creer fingimos reír con el destino, no éramos capaces de olvidar la ilusión que encerrábamos para ser mejores en nuestra promesa de amor.
Reíamos sin deseos de reflejar el desanimo, la frialdad aparto nuestros cuerpos, cargamos palabras tormentosas para matar el cansancio que se mantenía jadeando en nuestros oídos, oídos que mordían el silencio con desprecio.
La verdad miraba con entusiasmo mientras la compasión bailaba, sabíamos muy bien que la compasión sin la verdad se convertiría en mentira sutil para nuestros corazones.
Jugábamos con la posibilidad de algo mejor al tocar incontablemente lo celestial, pero solo vivíamos promesas de vapor y sueños valiosos hasta que se cumplían.
Mientras se posaba en nuestro momento un consejo dejamos de estar juntos, tu caminaste hacia el norte, y yo hacia el sur de nuestra luna.
La lejanía tocaba nuestras almas, uniéndonos en el pensamiento de saber como estábamos, la molestia de saber si estábamos aun el uno por el otro, hicimos una llamada al infinito, tardamos tanto en escuchar la ultima señal que caímos en la redención de no vernos por mucho tiempo mas.
Las raíces del pozo se extendieron en soledad, y pretendieron unirnos a otros seres parecidos a nuestros sueño, rostros, ojos, cabellos, sonrisas y ninguna dejaba de ser parecida a nuestras vidas.
Enojados y rabiosos quemamos los recuerdos, regalos y notas, las cenizas volaban junto al viento que nos aturdía al dormir lejos de casa.
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