"Te amo cuando llegas en la noche y rápidamente te quitas las ropas mojadas, te pones esa bata de cama que te sabe tan bien y juega en tus rodillas hasta que poco a poquito va safàndose, abriéndose, te das cuenta y con una sonrisita pícara la acomodas dejándola lista a que se vuelva a safar. Me gusta verte a la mañana, en el desayuno, como juegas con el pan y se enredan las migas en tu bigote, el mismo que hincas en mi cuello cuando me amas, como haces el nudo de corbata las pocas veces que te pones terno formal y descuidas siempre el cuello de tu camisa blanca, pero esperas a que me acerque y lo acomode, lo doble bien y te bese la nariz en la puerta de la casa cuando te despides, entonces me acaricias el cabello mientras recuerdas a mi oído el episodio de la noche anterior, sentenciándome algo igual para ese hoy.
Paso el día necesitándote, masturbando mi cabeza imaginando cómo serás hoy, esta noche, cómo llegarás y cómo con el favor del cielo te verás mojado dejando húmedos rastros por toda la casa, desde la puerta a la cama, entonces seré yo quien te sorprenda y pondré tu bata sobre mí, que hoy sea ella quien juegue conmigo y seas tú quien la acomode o la quite."
Nota bajo tu taza de desayuno.
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