CARTA DE ENCUENTRO CONMIGO, SIN ÉL
Querido:
Mi existencia
ha estado muy enmarañada
en estos intervalos de la luna…
Mientras tu cabello se hacía
cada vez más blanco,
tus cervezas se prolongaban
extinguiendo candelas,
mi musa se disfrazaba
de turista,
y mis uñas se suicidaban
en mis dientes…
me ha costado mucho superar
mucha clase de conflictos:
oficina mustia,
hijos exigentes,
pueblo descompuesto,
veneno en mi sangre
e injusticia en los códigos...
Al mismo tiempo
nuestra comunicación
se fue rompiendo,
y tú, ignaro de las consecuencias..
¡ no sabes cuánto te he necesitado!!
Porque en vez de sentirte cerca
hemos estado alejados,
todo por mi complicación,
todo por mi culpa.
Otras personas me han ayudado
y se los agradezco,
en un cariño dulce,
continuo y espontáneo,
sin contratos
y sin condiciones.
Es hermoso reconocer
la mano del tiempo,
la mano de la perseverancia,
la mano de la paciencia,
la mano del afecto,
la mano del amigo.
He sido muy egoísta,
porque al no lograr
sentirme satisfecha contigo,
te he reprochado
tu falta de atención,
te he exigido
un poquito de pasión.
Te he tratado mal, sin pensar
en tu estado de ánimo,
en tu disponibilidad personal…
o en la posibilidad de herirte.
Sin valorar tu caballerosidad,
al acercarte a mí,
yo he querido hacerte a un lado,
apartarte con coraje,
repeliendo los exiguos instantes
que me prodigabas al descuido,
de los cuales tal vez
ni siquiera era merecedora ...
He sido realmente
muy cruel contigo…
al pensarte concentrado
en otra persona
o en otro quehacer,
mi orgullo de fémina
llegó a manifestarse
de manera desconsiderada;
inclusive hasta llegué
a sentirme ofendida.
Claro, mis arranques de mujer
inmadura y maleducada
no tienen justificación.
Pero tú sientes y consideras
que eres mi rey,
eres el dueño de mi corazón,
y que yo te amo,
te necesito,
aunque sólo sea para escribirte
cursilerías bobas,
inspiraciones quiméricas
sin respuestas,
de las que sólo tú podrías inspirarme
o para regalarte simplemente
el icono de un beso…
No importa con quien
estés, o prefieras pernoctar,
no importa con quien
ocupes tu tiempo,
no importa en quien
hayas depositado tu cariño,
siempre seré libre para acariciarte,
sin dobleces y sin falsedades;
con la honestidad del viento
amigo del otoño;
con la pureza del mastranto
oloroso a silencio;
y con la dulzura de mi matriz
inequívoca y versada.
Y yo, en este encuentro conmigo,
en esta noche de luna plateada
mi monólogo se topó con el cielo
convirtiéndose en diálogo
de humedad y suspiros…
y disfruto al experimentar
que aunque no me hables ni me escribas,
y aunque no escuche tu voz ni te lea,
ya te asumo en el competitivo recorrido
de mi sangre resuelta y salvaje.
Mila |