No son celos lo que siento,
Por saber que ese amigo tuyo,
Te llama para quedarse sin aliento,
Y observar perplejo ese lindo cuerpo tuyo,
Ese amigo tuyo, que antaño…
No era precisamente amigo,
Lo que tuyo quiso ser,
Sino más bien, sintiendo tu piel quería perecer,
No son celos y te lo digo de corazón,
Más bien es el odio a su hipocresía,
Pues parece ser, que esperanza no perdía,
Al ver el que tu me entregas tu amor,
Lo que verdaderamente me duele,
Es el engaño que el mantiene,
Consigo mismo y sobre todo… contigo,
Tú valoras su amistad; el valora lo que quiere…
Lo que quiere, no lo tiene,
Por tanto, no valora nada,
Simplemente te llama,
Para quedarse sin aliento,
Observando tu lindo cuerpo.
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