La mano está callada,
ausente,
mirándola de frente pareciera dormida.

(más allá de los ojos del mundo y la palabra,
más allá del poema)

La mano que se esconde del sol,
cubriéndose la piel,
es la misma que ayer asomaba a la risa
e iluminaba al tiempo,
hoy se esconde del sol,
algo la quema y arde,
ella,
tan silenciosa como un río,
brama como si le doliera un verso.

La mano no ha venido hoy como otros días,
jugando a ser pincel
luciérnaga
o espacio.

La mano está vacía.
La mano está callada.
Parece que durmiera.
Parece que muriera.
Parece que soñáramos.