Los Reyes Magos a veces me traían preocupaciones. Eso si......nunca la bici.
En fin...... una vez me trajeron un chándal, de aquellos de la época, con raya blanca a los lados de las perneras. Mi madre, como no, rauda me lo puso y me mandó "pá la calle" con la siguiente amenza:
-"¡¡¡¡Si me rompes el chándal mejor que ni subas, porque te mato a cachetones!!!!!".
Allí nos reuníamos todas las proles juguetonas del barrio; mi amigo Mani con su bici (sigh), Toni con el coche de radio control, Esteban con las raquetas, el "Pipa" y "Catoño" con los sancheskis (ahora llamados monopatines), Maca son su muñeca nueva......
Tras la revolución inicial de enseñarnos los juguetes, comienza el partido con el balón recién estrenado de Cárlos "el Chicle"; yo soy el portero como siempre, no por bueno, sino por ganso, no me gusta correr tras la pelota además que mi control con ella se reducía casi a mirarla.
-¡pim! ¡pam!
-"¡pásame!
-"a mi, no seas mamón"
Luis se me acerca como un avión de frente, yo bajo el imaginario palo pintado con tiza en la pared. Si me trinca con la patada que tiene ese cabrón, me mata. Y sin pararse siquiera: "PATAPAMMM" trallazo hacia la puerta: pelota que ahora mismo es una estela blanca, el tiempo se para, me lo pienso si la paro o dejo que entre, me decido, me tiro a la derecha, meto la mano................ tremendo leñazo me da la pelota, tremendo leñazo me doy contra el suelo. Tremendo paradón. Griterío en mi equipo e insultos de "maleta" "tronco" para el Luis. Joder soy el mejor del mundo en ese instante. Pero....me duele la mano, se me hincha. Y además, pedazo de agujero tengo en el chándal dichoso. Se me ve la rodilla ensangrentada a través del roto.
¿y ahora que hago? Además del roto creo que algo en la mano se ha roto.
Algo hice, pero eso lo contaré otro día que tenga ganas de sentarme a escribirlo, lo prometo. |