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Amanece cierto día a fines de Agosto, sin las lluvias habituales de las jornadas de la estación invernal que esta pasando, los días fríos y lluviosos ya se despiden del invierno austral en la zona, el cielo luce mas azul que nunca y la gran planicie pantanosa con los numerosos charcos que crearon las precipitaciones invernales en Carampangue, parecen más grande de lo habitual, los cerros de la cordillera de Nauhelbuta que galopan por el oriente dejan que los rayos del sol matinal los sobrepase por la cima de sus cumbres, por el poniente la gran curva que en ese sector hace el golfo de Arauco clarea sin sus habituales brumas y la isla Santa Maria parece encontrarse más cerca de su madre tierra, de este continente que hace miles de años dejó para ir a mar adentro en busca de un sueño, de una quimera. El Océano Pacífico hoy está como su nombre lo indica tranquilo, sereno, manso y disfruta de la límpida mañana, la noche le ha quitado su habitual mal humor expresado infatigablemente en sus oleajes enérgicos y continuos, con los que castiga duramente las arenas de la enorme playa que va de Laraquete hasta Arauco.
El día es diáfano, cristalino, la brisa matinal duerme aletargada sin visos de aparecer, o tal vez se ha retirado callada en el silencio de la noche. Es un día soñado, uno de esos que están más en los deseos de los lugareños que en la realidad cotidiana.

Todos duermen en esa morada, padre, madre y cuatro hijos estan rendidos y fatigados, la noche ha sido agotadora, la familia en pleno ocupa la oscuridad para recolectar sus alimentos y a la vez consumirlos con deleite, la caminata ha sido larga y los víveres escasean cada día más por la competencia que ejerce la gran cantidad de vecinos, todos hacen lo mismo para sobrevivir, las familias enteras participan en la búsqueda de los ansiados alimentos.

Sólo él más pequeño de la familia despertó al oír ese ruido lejano y extraño, nunca antes lo había escuchado, era un golpeteo metálico como una fricción de latones en forma rápida y continua, suena por dos o tres veces y después silencio, cada ciertos minutos vuelve a sentir “eso”, trata de dormir, pero el ruido sigue interfiriendo su sueño, con los ojos abierto escudriña las paredes de su modesta habitación, del barro que esta construida cuelgan algunas raíces de las que nunca antes había reparado, nuevamente vuelve a escuchar ese ruido, ahora percibe otro sonido que acompaña al primero, antes por lo lejano no lo captaba, ese ruido era algo así como “schap, schap”, se imaginó que enormes pies caminaban sobre los charcos, y se percato que cuando el schap schap deja de sonar aparece el repiqueteo de metales y cuando deja el metal sus fricciones aparece el shap, shap.

A medida que los minutos pasan, ”eso” suena más cercano y empieza a intranquilizarlo, cierto temor invade su reflexión infantil, pensó que, tal vez por su corta edad no había escuchado lo que era normal en esa época, pero su instinto le dice que esos ruidos algo malo presagian, agudiza más su oído, esta tenso esperando de nuevo esas sonajeras, ahora lo escucha a pocos metros del lugar donde su familia duerme, se acercó a la pared e instintivamente se cogió de unas raíces, el shap shap se detuvo junto a su hogar, también observo como la puerta era conectada a una especie de tubo negro enlodado, vio como se oscurecía la entrada de su casa, se desprendieron unos trozos de barro y la luz del día desapareció, toda la habitación donde estaba con sus padres y hermanos quedaba a oscuras, el temor le invadió y con mas fuerza se agarro nuevamente de las raíces, entonces sintió fuertemente y con gran estrépito el sonido metálico, vio como sus hermanos y padres eran absorbidos por una especie de huracán de forma inversa, un torbellino inmenso que nacía en el centro de su hogar los enviaba con gran fuerza al interior del tubo, los vio irse y por la fuerza de la absorción casi se suelta de los raigones, cuando volvió la tranquilidad percibió un sonido nunca antes escuchado; por supuesto él no entendió pero una voz decía:
- Felipe,.. la suerte que tuvimos en esta cueva, encontramos a una familia completa de grandes y gordos camarones

Texto agregado el 12-12-2006, y leído por 164 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
23-04-2007 un fienal exclente5* neison
10-02-2007 Que final impresionante! me gustó tu cuento, porque haces que nos identifiquemos a los personajes, los vemos como nosotros, y pensamos: pobres, acosados por monstruos gigante en medio del sueño. Te felicito por tu imaginación. krasna
12-12-2006 buen final. Debes checar la puntuación nada más. Abusas de las comas. Saludos theonlyerath
 
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