Mis ojos no tienen sueño, tienen piernas largas
Y se deslizan como bichos entre las cuencas de tus sábanas
Tranquilo…mis miradas están atadas
Y antes de que despiertes regresan calladas y cansadas
Yo las veo jugar a que te hacen cosquillas
Y a que muerden contentas los pliegues de tu espalda
Y a veces, cuando se olvidan de que no eres estadía
con un tirón, susurro: ¡cuidado me las aplastas!
Texto agregado el 12-12-2006, y leído por 220
visitantes. (3 votos)