El amor sacrifica al alma, la comparte, voluntariamente impulsa su copa y con luz intensa de grácil madrugada se embriaga, quien hablo de destinos, las melodías convergen y se manifiestan, el vernos débiles es el pago justo de la causa, el desorientarnos parte del placer, nuestro cuerpo como mar abierto invita a ser navegado y en lo extenso nuestras olas se adaptan al navegante que impone un ritmo que parece satisfacer el perfecto instante, fríamente podríamos pensar que parte de nuestra autonomía esta siendo llevada por lo bajo de la marea, pero no hay vació existente que nos permita pensar, nada de lo externo entorpece el alucinante momento, las olas se convierten, la suave brisa nos contempla, el sol descaradamente nos refleja, las sensaciones sacuden los cuerpos que fundidos se hacen propios, definitivamente este mar junto sus aguas y se encontró con el amor.....