Y la tarde me llama, sumisa
me sumergo en su reparador descanso,
la dicha poco a poco toma colores
pasa de ese blanco brillante...
y se opacan poco a poco los horizontes,
pero aún las luces revolotean a mi alrededor.
Y las olas me aconsejan,
bruscas me hacen resucitar con su rocío,
baño facial de intensa lluvia marina
que limpia mis penas
y se las lleva lejos con el viento del oeste.
Y mis pensamientos se distraen,
poco a poco retomo la calma,
mis razones nuevamente se embellecen
nuevos horizontes claman por reconocimiento.
Pero mi pecho cosecha dudas,
mi rojo y bombeante aparato reclama,
mas contradice mis ideas.
Aún falta por decir,
aún falta por sembrar,
las historias tienen quiebres,
se encargan de atar los cabos, per se.
Las sensaciones aún quijotean, quizas,
pero yo sigo adelante, inmaculada madurez.
Años que no pasan desapercibidos
y liberan esas fuerzas necesarias
para atreverme, cual punta de lanza
dispara una cometa acorazada
y la lleva a volar alto,
hasta que el viento se acabe,
hasta que definitivamente su vuelo
no tenga ni el más mínimo sentido,
y sea lo suficientemente inocuo,
para dejarlo ir,
para seguir adelante,
para no volverme
y con esta certeza
no mirar atrás... |