En mi pequeño recorrido por estos mares, debo decir que muchas veces me ha ocurrido. Casi he perdido mi trabajo, amigos, salud por ello. Pero, al mismo tiempo, he podido escribir, y sentir mientras lo hago un sentimiento lindo, algo parecido a la Libertad. Extrañamente he amado lo que hago, descubierto una vena de oro dentro de mí. He conocido gente tan sola, quizá mas que yo, y juntos, siempre unidos por las letras, hemos amado lo mismo, es decir, la vida.
Debo decir que el amor es algo tan grande que ahoga todo concepto impensado. Uno puede amar a sus zapatos, sombrero, y ¿por qué no? a un navegante, un soñador.
Recuerdo mis primeros pasos por este mar virtual. Fue con una chica (bastante joven, veinte abriles, que soy un viejo solitario de más de cincuenta). Ella vive en el Norte, es decir, en Puerto Rico. Muchas noches me madrugaba chateando con ella. Estábamos comprometidos, casi lo vivíamos. Ella lloraba frente a la cámara y yo la miraba con penita, tratando de consolarla. Fue tan extraño dicha relación como la forma en que todo acabó. Insultos de todo tipo, por mi lado y por los de ella. Al cabo de un tiempo se casó. Ya tiene un hijo e, increíblemente, se casó con su vecino. Me alegré por ella, y sentí en mi vieja soledad que, quién sabe si el amor estaba mas cerca de lo que imaginaba. Y fue verdad, encontré el amor en mis letras, un 26 de Diciembre de hace cerca de cinco años. Fue muy lindo saber que ese era mi hermoso camino. Y aunque lo hago solo, esta vez, la soledad, es mi gran compañía.
No sé si le sirva a alguien esta historia real, espero que sí. Agregaré que me han publicado, y aunque no fue un terrible éxito, si lo fue para mi ego, es decir, para una parte de mí. También agregaré que me van a publicar una novela, llamada: Diario de un Soñador. Ya lo verán, si es que los editores continúan su ofrecimiento. Es un libro que escribí en treinta días. Fue hermoso y agotador. Lo escribí con alma vida y corazón...
Para terminar, espero, si es que eres uno de esas almas solitarias, que no se sientan solos. Hay mucho amor entre líneas. Espero que lo encuentren, así como este lobo estepario, como yo. Un abrazo muy fuerte para ti, que siempre me lees. Te conozco, sé que respiras y hueles mis líneas, eres uno como yo, y sé que muy pronto encontrarás tu propio camino.
Me despido de todos, junto a mi viejo amigo, el corazón…
San isidro, diciembre de 2006
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