SOLEDADES

Hay soledades tan grandes que no las cubre un vacío,
que con el tiempo se absorben dejando un rastro infinito
y ayudan a cerrar heridas con dolor o con nostalgia,
para enseguida tragarte con sabor de lluvia ácida

Aparecen en momentos en que no las necesitas,
en que la vida ha dejado de mostrarte su sonrisa;
aparecen justamente cuando la oscuridad cobija
con su manto inamovible, con su pesada ironía

Hay soledades tan nobles que con el tiempo no pasan,
que a cada momento acuden buscando un tiro de gracia,
fundando en tí la respuesta de su razón desquiciada,
buscando siempre la forma de negar tu fría mirada

El motivo de estas otras es escribir en tu alma
con la fuerza del cincel de memorias no acabadas,
esculpiendo las arrugas de los rostros que acompañan
mientras que los años pasan sin darnos tiempo de nada

Hay soledades tan libres, que se van tras un momento
de búsqueda infatigable, de reflexión o de aliento,
que no esperan a saber si tu nombre las atrapa,
que dejan un sentimiento de locura postergada

Éstas son de todas las que menos se comprenden
pues pasan por nuestras vidas y quizá nunca regresen,
son las que por sólo un día te acompañan si algo duele
y abandonan sin saber si el dolor aún permanece

Hay soledades pequeñas que son de un momento intenso,
que sin embargo no valen ni la mitad de tus besos,
que se niegan un instante y que el amor desbaratan
por culpa de un mal momento o de una locura de hada

Pero quizá las más crueles son las soledades falsas
porque es el ser humano quien las busca, quien las halla;
ya que éstas soledades se producen en el alma
que aún estando acompañada se define putrefacta