Tenía una cajetilla de tabaco y una botella de Jack Daniel´s.
Tenía a una rubia y un último polvo.
Ojala mi vida fuese cierta. En mi recinto no se mueve ni el aire. El humo del tabaco que pago con favores sexuales emite un ritmo que sólo bate mi lenta respiración. Mi calada rápida.
Sentado en el catre miró fijamente la compuerta, buscando la diferencia de ese movimiento: Abre y cierra.
O al de la puerta cuando agradecen al cerrar con más tabaco. Cansado del ejercicio me tumbo en la cama, y contemplo la proyección en la pared de unos barrotes que pierden su brillo paulatinamente, conforme se disipan en el horizonte del techo.
Al día siguiente tenía una cajetilla de tabaco y una botella de Jack Daniel´s.
Tenía a una rubia y un último polvo.
De nuevo, el guardia me haría sudar la fiebre de mi delirio sin cura.
Texto agregado el 08-12-2006, y leído por 251
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Lectores Opinan
16-05-2007
Esta fracesita: "Ojala mi vida fuese cierta. " Muestra la escencia no sólo de este cuento, también de la vida misma. Roberto_Cherinvarito
13-02-2007
Terrible cotidianidad que se rompe con la primera calada, que es el punto en un segmento de una línea infinita de dias similares. Intenso y corto:dos excelentes cualidades. galabriela
08-12-2006
Pues muy bueno amigo Tejera. Brevedad, contundencia y si uno lo quiere mensaje. un saludo cordial marxtuein
08-12-2006
cerrar y abrir mosquita_
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