Sin hacer las maletas, me fui.
Con la ilusión en mis puños,
con los ojos llenos de amor sincero,
con el alma debajo del vaiven de tu indiferencia.
Sin embargo, así y todo,
me fuí.
Seguí las señas por el camino,
hasta llegar a la estación.
Fue allí, donde saqué pase de ida,
adonde dicen, quedaba tu corazón.
No se si habrá sido la emoción,
o solo la desesperación.
Me dormí en el camino,
y llegué a la última estación.
Me pasé de tu corazón.
Y en la nada misma, me senté en un banco,
a conversar con la soledad.
Pero lamentablemente, preguntó por ti.
Sólo le contesté, que te ví,
que te ví una vez, y luego, seguido.
Que fue amor a primera vista,
y asi, desde entonces.
Le expliqué que debías entender que,
aunque me pidas que te olvide,
jamás podré hacerlo.
Mas lo intenté, y dí lo mejor de mí,
aunque cueste creerlo.
Sólo me queda caminar,
y encontrar la próxima estación,
buscaré en mis bolsillos,
y con un poco de suerte, comprar aquel boleto,
que me devuelva a tu corazón.
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