Y LA VIDA SIGUE

Se sentía abandonada por todos, era como si la vida ya no tuviera sentido, se veía como un felpudo en el que todos se limpiaban el mal humor.

A fuerza de pensar… comprendió que si desapareciera sería la única forma de que los demás pensaran en lo que le hacían día a día. Él era absorbente, autoritario y siempre la estaba humillando; sus hijos adoptaron la actitud del padre y comenzaron a tratarla de igual modo.

Lo tenía ya pensado, desaparecería, lo que no sabía de que manera y después de mucho pensarlo… imaginando mil formas distintas de cómo ellos emprenderían la vida sin ella, al fin se decidió.

Eran las siete de la mañana y el despertador sonó como todo los días, solo que esa vez no fue parado por la misma mano. Su marido despertó exasperado porque ella no detuvo su estridente sonido y al zarandearla para que se levantase tocó su frialdad helándole el alma y días después, cuando todo volvió a la normalidad… ellos siguieron sus vidas y ella pasó de ser un felpudo a un recuerdo maldito por dejarlos en la estacada.