..me hizo comerme alas de ángel, servido en la mesa. derrotado. humillado.
la coladera, tapada con cabezas, desiluminadas. colgadas como trofeos sobre el fuego que los inauguraría.
metiendo su cuerpo en negro, sumergiéndolo en la oscuridad irreconocible. volando sobre los hombros de la sombra angelical, retornaron a sus cuatro paredes blancas.
manchadas con la bolsa morgue divina. abonando los intestinos ateos.
marchando sobre nubes, los ataúdes héroes, negros, instauraban veneno en las calles del portón dorado.
dejaron de sonar las campanas... las ambulancias inmortales gritaron demasiado. afónicas escasas de anestesia, tocaron en la casa de los creíbles.
fantasmas en la camilla caminando en el festival eterno de las lágrimas guardianes.
el tenedor perforaba los ojos invisibles, con mi mirada, despojaba las plumas del plato principal. jadeando por un pedazo, la figura del padre salivaba en el arcoiris de arpas y aureolas. miseria espolvoreada de debilidad.. pálida conjurada en el caldero de la habitación amuletos.
cruzó el puente de los cañones y las estatuas. paralizado por las flechas del hombre, contagió lo mortal de las flores del cementerio. los pétalos de su desnudez desplomaban a la mitad del camino. dejando caer sus pies en la profundidad de su no brillo, destrozaba sus labios en el rastro de asfalto. evolucionando contrayendo, mutó en las cenizas que transpiraron en los sulfuros del tiempo cósmico.
injertado y penetrado, su boca comenzó a cerrar.. censurando su aire de trabajo, inhaló el polvo de su memoria. paralizó con la crucificación testiga de los dioses. bañándolo de pólvora... sus latidos desaparecieron...
amalgamándolo a mi estómago, el parásito enfermo estornudó en mi interior. infectándome de luz; cera de múltiples salvaciones..
dirigiendo el desfile, tomó forma de asesino. sinfónico, besó las palabras del obituario del alado celestial.
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