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Inicio / Cuenteros Locales / Hell / Un Despertar Demencial (Capítulo IV)

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IV

Pensé en salir de mi departamento e ir a tocarle a algún vecino para que me ayudara con el acertijo, pero antes de poner un pie fuera de mi hogar recordé que todos mis vecinos eran algo especiales. Me quedé con un pie en el aire justo cruzando la línea de salida que significaba el no territorio mío, mientras pensaba: El tipo del 202 casi siempre está ebrio y habla de los crímenes perfectos que tiene planeados desde hace 15 años cuando su esposa murió y su hija se suicidó; lo curioso es que jamás ha intentado ninguno. Luego… el sujeto del 201 parece tener tendencias homosexuales, que no cuestiono ni reprocho, al contrario, celebro el tener como vecino a un precursor de la nueva revelación sexual, pero seguido toca mi puerta a las 3:45 de la madrugada exactamente (y nunca falla en la hora), sólo pregunta si leí su columna titulada “Transformaciones Corporales” en el suplemento semanal del periódico Los Reprimidos y se va con una sonrisa perversa o una cara desorbitada, según la respuesta que le dé. Comenzaba a casarme de estar en esa posición (sujetando una orilla del marco de mi puerta y con un pie congelado en el soplo antes de que cayera en el suelo) así que pensé en la tercer persona que conocía del edificio… el portero, pero antes de que lo imaginara ayudándome a resolver mi caso recordé que tiene una fuerte fijación con sus uñas, siempre se las está mordiendo, dice que no se detiene porque no llega a su forma natural y perfecta, yo he pensado varias veces que si sigue comiéndoselas jamás las tendrá parejas, pero bueno, es uno más de los muchos trastornos obsesivos compulsivo que padece, y vaya que son varios. Al terminar de pensar en todo eso decidí mover en retroceso mi pie petrificado, dar la vuelta, cerrar la puerta con desgana y regresar a mi cubículo habitacional. Me senté en la cama a contemplar la extraña figura, la miré con tal precisión que pude ver algunos pelitos delgados pero de tamaños irregulares que salían de las pequeñas fisuras de mi cobijón. Imaginé que la masa sin forma tenía en toda su superficie pequeñas islas de las que salían inflorescencias velludas. Rocé con un dedo esos pelitos y parecieron enroscarse como los ojos de un caracol cuando son tocados, como hojas de papel cuando son quemadas, o como lombrices cuando son bañadas de ácido insecticida.

Luego de estar mirando la plasta peluda por casi 3 horas se me ocurrió aplicarle alguna fuerza, le puse encima una piedra que había elegido de un montón de graba el día anterior, pensaba arrojar esa piedra y recogerla por 16 veces consecutivas en la calle al regresar de cumplir con mi trabajo, pero me encontraba inmerso en mi cuarto con mil pensamientos extravagantes. Lástima de piedra, era fea, tenía forma de triángulo; odio los triángulos, pero me enloquece cuando hay dos juntos creando un perfecto rombo. Al observar escrupulosamente lo que pasaba con la roquita se confirmó una de las posibles probabilidades, se hundió en la masa. Me asomé por arriba para ver de qué forma había ocurrido y vi que estaba cubierta, como si hubiera sido engullida.

De pronto, escuché un estruendoso golpe en alguna estructura metálica y sentí una fuerte corriente de aire que venía hacia mí y que echó a volar algunas órdenes de pago y recibos que hago por los servicios que presto. La ventosidad y el trueno que me habían obligado a encoger mi cuerpo y sumir la cabeza entre mis hombros provenían de la entrada de mi departamento, voltee a ver de qué se trataba y me deslumbre con una luz intensa, pronto, antes de que pudiera pensar o hacer algo escuché una voz inquisitoria y vehemente que me ladraba “¡¿Vas a usar eso o seguirás jugando?!” Yo por supuesto no entendí ni pico de lo que pasaba. Tardé en recobrar la vista y cuando al fin lo hice me vi emparedado en un tétrico y sórdido cuartucho de 2 metros por 2 metros. Sentí más miedo que nunca en mi vida, la confusión reinaba en mi cabeza y mis ojos incrédulos. Enseguida pude distinguir tras unos barrotes metálicos la presencia imperante de un hombre alto, robusto y con un tolete en la mano, tolete que había servido como instrumento de transportación dimensional, pues me acababa de trasladar a una dimensión que no correspondía a la realidad en que me encontraba viviendo apenas unos segundos antes. “¡No te quedes mirando como idiota! ¡Apura!” gritó provocando un eco que retumbó en varios espacios que se sentían a mi alrededor. Yo, muerto de miedo y consumido por el desconcierto caminé para atrás torpemente y tropecé con un plato que se hallaba en el suelo, estaba cubierto por un trapo sucio y viejo.

Cuando el violento hombre se fue pude ver que enfrente de lo que parecía una celda, mi celda, había una más con un tipo adentro, me acerqué a los barrotes y le pregunté con voz temblorosa y aturdida:

- Oye… ¿Qué es esto? ¿En dónde estamos?

El flaco, taciturno y desnutrido hombre me contestó:

- Si no vas a querer eso pásamelo que yo lo necesito para terminar de planear mi próximo homicidio, te comenté que estoy harto del maricón que está a lado de tu celda y que ahora duerme como un bebe homosexual ¿no?

Yo me quedé callado y perplejo ante lo que escuchaba… eran mis vecinos de departamento. Luego vi la sombra de alguien que se acercaba por el pasillo hacia nosotros, y yo con el miedo de ser victima de más gritos me agaché hincándome de cuclillas y revisando el plato, me preparaba a quitarle el trapo que lo cubría, en ese instante, cuando mi suspicacia no podía dar más, un nuevo hombre se apareció ante mí, este era de apariencia graciosa; tenía sobre peso y no era muy alto, además estaba algo calvo y parecía hacer gestos involuntarios con la boca que calmaba mordiendo sus uñas. Recuerdo perfectamente bien las palabras que pronunció y que nunca olvidaré jamás:

- Anda, cómete ese puré de papa antes de que te extraditen al manicomio del Este.

Fin.

Texto agregado el 08-12-2006, y leído por 92 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
28-12-2006 Muy buenom, tambien llegue a pensar cosas raras...mis 5. morrison86
08-12-2006 Muy bueno por un momento crei que se tratava de extraterrestres !!****** terref
08-12-2006 Tu texto, en sí, para mí que no soy un experto ni mucho más, que lo que sé lo sé porque lo aprendí gracias a las enseñanzas de tantas y tantos que ni-me-acuerdo-ya-de-quiénes-eran, en el duro trayecto hasta este presente de cuentera en esta dichosa página de loscuentos.net (¡no te mueras nunca, gik!) , teniendo en cuenta la iridiscencia que emana de las frases que rematan cada párrafo, me han encandilado al punto de escribir cualquier cosa, como por ejemplo, que es bueno. ElPetro
 
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