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Inicio / Cuenteros Locales / rodrigourrejola / La leyenda de la sirena viuda

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Soy Zecné, hija de Aldia, a su vez hija de Virma, descendiente de Molpe. Ella fue la única sirena que, detrás de sus hermanas, miró muda el paso lento de la nave de Ulises, y así, se salvo de morir. Cuentan que observó impasible cuando sus hermanas morían e inclusive probó su carne fresca, por curiosidad más que por hambre. Vivió 320 años y devoró y enviudó de más de noventa marineros a quienes hechizó con la melodía de sus ojos cristalinos y la suavidad de sus cabellos verde olivo, que contrastaban con la blancura de su piel, su nariz pequeña y afilada y sus labios rojos y delgados...



Se desplazó silenciosa a través de los desiertos camarotes del naufragio, sus cabellos ondulaban acariciando las paredes de madera y sus senos suaves rozaban los corales cortantes, los crustaceos y de vez en cuando, un craneo humano. Cuando llegó a la amplia sala que formaba los derrumbes en cubierta, un rayo de luz iluminó su rostro pálido y sereno, alcanzó a ver la tela delgada que separa a su mundo con el nuestro y ascendió, gracilmente, por los escombros, hasta llegar a superficie.

Emergió y sus grandes ojos verdes se enrojecieron levemente, se recostó y después de un suave y largo escalofrío transfiguró en mujer. Entonces, caminó descalza por la tibia arena hacia la cueva; detuvo su mirada en un cangrejo enorme que tomaba el sol sobre una de las osamentas y paró.

Sus labios se entreabrieron y lentamente se inclinó, encorvandose hacia delante, colocó sus manos relajadas y extendidas, con las palmas hacia adentro y a la altura de su rostro. Sus ojos permanecían muy atentos, sus grandes ojos rojos, adoptó esa posición por un lapso que pareció una eternidad y luego en un instante, con un movimiento rápido lanzó un zarpazo, tomando al cangrejo y quebrándolo en pedazos, lo engulló tomando un breve tiempo, el caparazón no fue problema, desapareció entre sus fauces, enrojeciendo levemente sus encias.
Siguió sin prisa hacia la cueva y al entrar un hombre se incorporó de los escombros, su rostro se iluminó de alegría y musitó: Zecné mi vida...

Esta vez Zecné no sonrió, se acercó y posó su pie desnudo sobre el pie del marinero, elevó y dejó caer sus brazos sobre los hombros y la espalda de su amante, suave y lentamente, como cae el atardecer en el ocaso; apretó sus pechos tibios sobre el torso y se dejó llevar en actitud de entrega. La miel de sus labios y sus senos, la dulce miel del pubis, las contracciones de su vientre, su canto suave y angustiado al compás de la respiración del marinero y los húmedos murmullos. Se posó encima de él, y comenzó un movimiento rítmico y pausado, impulsado por sus gluteos y sus muslos; mientras lo miró y lo recorrió con su mirada, vio atenta como la vista del hombre se nublaba y ella sintió un torrente lubricado, entonces se detuvo.

Sus labios se entreabrieron y lentamente se inclinó, encorvandose hacia delante, colocó sus manos relajadas y extendidas con las palmas hacia adentro, sin quitar la vista de los ojos del humano, con sus grandes ojos rojos...

Texto agregado el 05-02-2004, y leído por 3288 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
30-04-2005 Definitivamente, la prosa es lo tuyo. Es realmente conmovedor y muy bien narrado. También se deja a la imaginación las cosas importantes. Me gustó mucho esta leyenda. demabe
17-03-2005 Bonita forma de usar el vocabulario, pero se me confundieron los personajes de Zecné y Molpe, cuando pasaste de una historia a otra. Además, noté que a veces repites una que otra palabra demasiado luego... pero, bueno, eso no le quita belleza a tu cuento ;) Hinata
25-03-2004 Muy bello es una fantasia que puede tener musica en sus alas. gatelgto
11-02-2004 Muy bueno tu texto y la forma en que describes las imágenes. Me gustó tu cuento de la sirena devoradora de marineros. Un abrazo Pinocho
07-02-2004 Un canto suave, sensual y angustiado este relato. Muy hermoso el modo en que echas manos de mitos y arquetipos, que te dan buen lugar para ese final suspendido. El encuentro que empieza con una caricia de pie desnudo, delicioso. Gracias. Un abrazo Sirena_viuda
06-02-2004 Qué buen relato Rodrigo, con descripciones deliciosas y un ritmo atrapante. Mis estrellas para tu sirena. morana
06-02-2004 que belleza¡¡¡ entre las imágenes casi oníricas y esa atmósfera tan "poetiana" me he quedado absolutamente subyugada.. un abrazo fuerte rnahimla
06-02-2004 Excelente tu relato Rodrigo, te felicito, un beso AnaCecilia
06-02-2004 Casi puedo sentir la brisa marina que acompañó el paso de Ulises y el embriagador canto de la sirena al leer tu relato. Gracias por compartirlo. Felicidades pedromarca
 
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