Pensé que jamás te cantaría.
Oh musa de colores fuertes
y vigorosos, oh reina de las reinas,
fiera oculta que ataca
en medio de la noche y la penumbra,
que ataca a quien ya se entrega
a morir de un suspiro apagado,
negro y agudo, suspiro que quema
el pecho, y rompe ilusiones,
suspiro, en fin, un solo suspiro.
Pensé que jamás te cantaría.
ni que no te conocía. juraba
que ya mi descanso en ti había concluido,
que había sido liquidado en ratos
de locura, en tiempos del pasado
en hojas secas ya caídas.
Pero no! nunca supe quien eras,
solo invente que existías,
que eras una pestaña rota,
una falda blanca con lunares celestes,
una mañana perdida en el río
que baja sin llegar a ninguna parte.
así creí que brillabas,
cuando tú no eras.
opaca, apagada y muerta,
avanzaba mi vida en una mentira,
mentira que rompió mil razones
para poder verse vencida.
Pensé que jamás te cantaría.
princesa que se alza en medio
de los claros, en medio de mi alma,
dueña de mí, mi esclava, diosa
furtiva de pecados inexistentes
de olorosa cabellera,
ojos serenos y alma dorada,
Pensé que jamás te encontraría,
pero me casaste, rompiste mis huesos
y mis labios, para recogerme
tras una tarde de torbellinos
desquiciados, tras una tarde
de reencuentro de otras vidas,
para no dejarme morir jamás.
Pensé que jamás te cantaría.
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