La ventana abierta de una generación a otra, la mesa impecable para una cena a solas conmigo mismo. Tres alcahuetes que me siguen sin nombres propios. Elena la actriz que llora fuera de la escena. Me compadezco y la insulto con un beso en la mejilla. Entro a la iglesia dono una sonrisa y los alcahuetes nombres falsos. Prosigo solo, al fin, la eternidad comienza. Parque central, me siento, miro hacia arriba, veo como los árboles se acarician en complicidad con el viento. Miro mas arriba, a las nubes y veo cosas que ni yo mismo me creo. Camino por línea donde Alicia juega con su conejo. Feliz no cumpleaños. Cierro el libro, que tiene una fea y moderna carátula paperback.
Llueve en la habana el agua sobre pasa la acera. Caigo por una cloaca que en fin es igual que la menté humana. Recorro los pensamientos tirados por los habitantes de mi ciudad. Pensamientos de desecho, sucios, impensables. Doy al mar y me tomo un te, es, martes. En la librería restaurante, café. Una chica creo que me mira, más bien observa su propia imagen en el cristal. Me saluda se sienta a mi lado, conversamos con ideas prestadas. Noto que la conversación toma el mismo rumbo que todas... el final…? Por que no habrá charlas eternas? Amanece ,la oscuridad se impone suavemente. Me comprendo sin camisa dormido sobre la mesa. La patria se muere. Asegúrate que el hueco sea suficientemente grande para los dos.le dije al sepulturero. Que trabajaba para el sindicato de la muerte. Pase la página y el mundo tenia un conjuro de buenas costumbres. Extraño.