"Tener paz en el corazón, tranquilidad del alma, serenidad en el espíritu, una mentalidad sana, son tesoros invaluables que muchas veces no privilegiamos. En especial, cuando nuestras actitudes, afectos y comportamientos, no contribuyen a su logro. Por ejemplo: la paz en el corazón depende de que perdonemos el pasado, a las personas que nos han hecho daño (por trágico que este haya sido), de que hagamos de Dios una fuente constante de perdón, y también de que nos perdonémos sinceramente a nosotros mismos por fallar tanto. Se puede ver, entonces, que las grandes conquistas del alma requieren disposiciones ánimicas y mentales imortantes para vivir una vida en contravía al afán, la ansiedad, la confusión, la angustia, el desasosiego... que la cultura y los medios de comunicación transmiten constantemente. La libertad del alma es una inversión que también debiéramos hacer...como cuando alguien decide cambiar su apariencia física con un nuevo estilo. El alma también requiere el estilo espiritual de vida que sólo Dios puede ofrecer."