Si habéis leído alguno de mis textos, supongo que habréis notado que soy partidaria de lo abstracto y la libre interpretación. De nuevo aqui un ejemplo de ello. Como aclaración diré que narra la breve historia de un hombre asesinado, que como tantos otros, no tubo tiempo de concienciarse de su muerte. Aunque, si quieres darle otra interpretación, adelante.
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Una daga hecha de niebla,
un secreto a medio día,
ahora voy caminando por el fondo del mar,
sitiendo la muerte sobre la marea.
Mi casa está en la frontera,
donde habitan los tristes noctámbulos,
que despiertan en su vigía,
por un mañana que nunca llega.
Soy hijo de un desterrado,
condenado por lo que nunca dije,
la oscuridad se cierne sobre mí,
en el insomnio de las cañerias olvidadas.
Hay una parte de mi que va,
y otra que de repente vuelve,
sin embargo dicen,
que un dios maldijo la vida del inmigrante.
Alumbrando desde la vida,
como serpiente fiel y melancólica,
mi memoria es manchada,
de sangre y de mentiras.
Y ahi a lo lejos,
construido de miedo altivo y silencio,
lugar donde habita el olvido,
las voluntades se pierden.
Muchos hemos sucumbido en vida,
a su trono de cadáveres...
...y ahora en las profundidades,
una sombra guarda a ciegas,
las callejas húmedas de sal,
donde nunca hay nadie.
Los muertos son olvidados...
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