-agrégame a ti...
el arcoiris asesino atravesó con furia la bondad de la monja. arañándola, despojándola de su escapulario..
volando con la sombra del hombre, oscuro, oculto en las tijeras que lamían mi boca.
escapando con la capa, lágrimas benditas en el camino de los pañales.
tierra y suciedad en las perforaciones que saltaban en el trampolín.
arrastrándose en el cementerio de arena, el velo con cabello difunto, retornó la mirada final. máscara maquillada con las telarañas negras.
leyó mi mente con la penetración bíblica. crucificada con los calzones ilusionistas. magos sensibles masturbables.
gracioso la forma del trapecio incorrecto. bañado en la fuente de mármol, al fondo del pasillo.
-yo no brillo, tú no brillas.
vibrando en los pilares sacerdotes, las velas iluminaron su camino...
recibiéndolos.., envueltos en látex.
cortaron el sol, y minaron su piel. dinamita veneno 1, dinamita veneno 2.
inhalaba hierro de la ambulancia atorada. esperando las luces al final del túnel.. gritó con fuerza llamándolo... la curva invisible, perfumaba con humo el rastro de la condenada. aceleró..
impactó con los dientes de metal. inconsciente... desplazaba sus alas en la carretera húmeda.. cegada.., atormentada la moribunda. rota.
llorando sobre el poema, se quemó. amalgamándose a las cenizas.
el pasillo despertaba la figura hincada, irreal con navajas reales. ciego, si. levitaba su mirada sobre las pisadas prohibidas. -méteme a ti. los pulgares presionaron sobre las luces de las gárgolas... controlando el siseo suicida.
profanó mi boca con pecados blancos y pequeños. explotando su recuerdo en las pupilas de su reflejo. muy atrás... muy atrás, besando la garganta infinita.
tragó las esferas perforadas.., alimentada con polvo y confesión. muy adentro de su aliento, muy adentro de su aliento.., torció su risa con saliva no proveniente de ella. -abrázame.
la sangre contaminó el agua de sus lágrimas.
rompiendo tejidos con manos punzocortantes, 2 en el abdomen, 2 en el pecho.. exhaló su cobertura de terciopelo quemado. petrificando su caparazón huyendo de la casa del innombrable.
paros cardiacos que no dejaron de crecer.. cantó alto en la soledad atea.
cediendo ante la nube transportadora, imaginó sus ojos cerrados... peinada y cepillada hacia el espejo giratorio.
transpirándose en el aire... flotó lejos, si. lejos de respirar, su sueño comenzaba a nacer...
las palomas cayeron incineradas. despellejadas, desaladas, desnudas en la lluvia de fuego.. cortando estrellas, -explotemos. directo al crematorio... directa al crematorio.
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