Se me presenta la música propia y sensual de Cuba,
pienso…..
hace, exactamente, un año que mi caderas se movieron al ritmo único existente en La Habana,
junto a esos bellos seres alegres, con el don especial de no demostrar tristezas.

El Malecón llena mi recuerdo
inunda mi mezquindad de sólo agradecer hoy la trascendencia de esos días.

Las inspiraciones actuales de la lectura en esa vieja Habana, de extraña hermosura,
de aquel libro (“Llueve en la Habana”), que llegó a mis manos en el momento preciso.

Un año del comienzo que hoy invade mi estancia,
dejando algo del pasado atrás, sorteando el presente con instantes de felicidad.

Por ello a ti
a tu iluminadora sonrisa
a tus pies sumergidos en el agua tibia dejada por la tormenta
a tus elles sensuales susurradas en mis oídos
a tu invitación, desestimada, de una noche en Matanza
a tu juventud acogedora de mis años.

Sólo ahora, conmovida, comprendo lo certero de aquel rito de re iniciación.