MAMEY.
Sólo quien lo ha vivido, sabe lo que es pasar de una escuela de varones a una escuela mixta. En la primaria todo era más fácil, tener un solo maestro hacía todo más sencillo para acoplarse a sus gustos y métodos. Ahora en la secundaria hay un maestro para cada materia y recesos cada hora ¿Quién los necesita? Que decir de la convivencia con las niñas. Son de otra especie inquietante que nadie puede entender.
-A ver tú, chamaco, que estás bobeando por la ventana, dime que es esto.
La voz engolada del maestro de biología me sacó de mi marasmo, obligándome a voltear hacia el frente. No lo podía creer. Esto sólo lo había visto en los baños de varones, dibujado por mis compañeros.
-Nnnno sé maestro… err… es decir, no sé como decirlo.
Delineada a la perfección, con todos sus detalles, lucía la parte más femenina, expuesta en el pizarrón.
Mis compañeras enrojecían y a la vez intercambiaban cuchicheos, volteando a ver a mis condiscípulos varones, quienes apenas contenían risitas de burla.
-Responde, escuincle, dijo el profesor con desgano.
-Cosita, alcancé a suspirar.
-¿Cosita? ¿Te refieres al tamaño?, dime su nombre real, si lo sabes, muchacho tonto.
-Tamalito.-dije con voz entrecortada, por la vergüenza.
-¿Tamalito? Dime su nombre científico y para que sirve, dijo el galeno, empezando a exasperarse.
-Pepita, panocha, cucha, pupa, bizcocho, rana, papaya, concha, cocho, coño, cola, araña, rajada, raya ,herida ,chiquito, bebeleche, mono, grande, bollo, oso, cucaracha, y usted ya sabe para que sirve, alcancé a decir, casi sin aire.
-¡Infame, gandul! Su nombre científico es Mammea americana L., de la familia Clusiaceae ó Guttiferae, fruta tropical mejor conocida como: ¡Mamey! Tenga la bondad de abandonar el salón. ¡Barbaján! ¡Sólo eso trae en la cabeza!
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