EL DESTINO DE LEAR
“¡Hija, Cordelia, te exijo retractarte de tu conducta indiferente y de tu deslealtad! A todas he pedido reconocimiento y adhesión, devota humildad, y sólo tú has sido renuente. Has dicho, sí, que tu amor filial no necesita palabras, pero los reyes necesitamos el pronunciamiento solemne del amor, dicho en frases de fuego, con la pasión desembarazada; y tú no lo has hecho. Tus hermanas, en cambio, han renunciado a la vanidad y el orgullo y me han entregado sus vidas. Por eso, ellas tendrán mi trono y mis riquezas, mientras que a ti sólo daré el silencio del desprecio. Yo, Lear”.
Cordelia sufrió la abdicación de su honor en el hogar real. Sus hermanas recibieron landas inmensas, tesoros incalculables, y tuvieron acceso a la fortuna de la Corte. Después, Cordelia jugó las imposturas de la miseria y alcanzó el poder que le habían quitado.
Lear no murió; se asoció con Cordelia.
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