El Aprendiz de Intelectual
Cualquier parecido con personajes que ustedes conozcan ... piensen lo que quieran.
Permíteme adivinar cómo vistes. Usas camisa cerrada de cuello alto, obviamente sin corbata (aquel trapo mitigador de la creatividad), cubierta por una “casual jacket” que le haga juego, te dejaste la barba, si tienes la fortuna que algo de ella te aparezca sobre tu cuidada y egocéntrica piel de intelectual. ¿Verano? ¡Qué importa! La bufanda te da un toque de pensador intergaláctico, imposible no recordar aquellos dibujos en El Principito, su mente volando a millones de kilómetros, el viento del desierto sacudiendo su larga bufanda, mientras él, plácidamente, casi flotando sobre una duna, resuelve su enigma de la oveja encerrada, del baobab en su pequeño planeta o, simplemente, de la boa que se tragó al elefante (si, sólo una mente torcida podría haber visto un sombrero, ¿no me digas que tú viste eso?). La cabeza es el lugar ideal para lucir tu ingenio y creatividad, boina, sombrero, turbante, cualquier cosa estará bien si se complementa con una pipa y un tabaco de esos con aromas exóticos.
Lo sé, más bien lo presiento, la vestimenta tiene que ver con el oxígeno que les llega a sus cerebros, y los hace más rápidos de mente ¿no es así? Si no lo es, ¿por qué entonces, para cualquier evento público se disfrazan todos ustedes de igual forma?
Tú tienes enigmas más importantes sobre los cuales trabajar, ¿cierto? Tienes varios estudios en filosofía, tu trabajo es resolver las grandes cuestiones de nuestra raza, ¿no es así? Conoces las raíces de nuestros idiomas y las raíces de sus raíces. ¿Cómo competir contigo? No, no me interesa competir contigo, no necesito compararme para gustarme.
Baja por favor un momento desde tu altar y permite que te haga un par de preguntas mirándonos a los ojos.
¿Cómo va tu trabajo, aquél por el que te pagamos tu salario el resto de los mortales? ¿Puedes decirme ya de dónde vengo, dónde voy, qué soy? ¿Cuántos milenios más necesitas para resolverlo?
¿Por qué cuando deseas expresar una idea necesitas hacer que ésta aparezca el doble de compleja, usando los sinónimos más rebuscados de todos los que nos ofrece nuestro rico lenguaje? ¿Eres realmente capaz de entender lo que dices o escribes, o es sólo un juego para atrapar incautos? Yo creo justamente todo lo contrario, mientras más compleja es la idea que deseas expresar, más simple debe ser el vocabulario que utilizas para que ella llegue a más gente, y no sólo a tu inframundo ¿estoy equivocado? Para que me entiendas la idea anterior, te la acerco un poco a tu lenguaje: la complejidad en el proceso cognitivo debiera ser inversamente proporcional a la probabilidad en la ocurrencia en el uso normal de los vocablos utilizados, durante su representación en un lenguaje escrito, ampliando así el tamaño de la población objetivo. Lo sé, mi acercamiento suena más a profesor de estadísticas que a un avezado intelectual como tú, disculpa maestro, pero aún estoy a años luz de distancia de donde podría llegar, es sólo que a mí no me molesta admitirlo.
¿Tienes la exclusividad sobre el pensar? Si yo también gusto de pensar, ¿debo comenzar a vestirme y actuar como tú, a mirar al resto de los mortales hacia abajo, o todo eso es un proceso gradual que ocurre sin darse cuenta? ¿Después de cuántos meses voy a perder mi humildad?
Sé que al leer esto vas a encontrar la contradicción, es obvia: el resaltar tus mediocridades es una forma de comparación, usé un par de palabras poco cotidianas para el resto de los mortales, usé referencias bibliográficas y fui absolutamente auto referente, ¿me estoy transformando acaso en uno de ustedes?
Finalmente te tengo malas noticias. Ni tú ni yo dejaremos una marca o traza visible por mucho tiempo por aquellos lugares por donde pasaron nuestras vidas, eso está reservado a los genios, no a los intelectuales, ni menos a sus aprendices.
Jota |