| El tigre está triste.tiene la cabeza oculta entre sus patas
 y no percibe que las mariposas revolotean alrededor de su testa.
 Es una mañana fría
 arriba, un sol tibio le grita desde el cielo,
 pero el tigre no escucha,
 ni  siente el calorcito que se recuesta  sobre el lomo.
 
 Es un tigre que peina canas
 y que ha visto como pasa la vida,
 toma de ella lo necesario
 e intuye  el misterio de su belleza.
 
 El tigre está triste,
 anoche no levantó su testa al cielo
 y la luna se fue malhumorada;
 pues a ella le gusta reflejarse en sus ojos.
 Allí se peina, corrige sus aretes y después
 brinca como lo hace una niña de ocho años.
 
 En la fría y soleada mañana
 llegó el pájaro que acicala al tigre,
 es un ave parlanchina, que le acomoda el pelo con la peineta de su pico.
 El tigre responde con gruñidos
 y el ave entre  chisme y chisme le quita las garrapatas del cuello
 y sigue parloteando.
 Hoy no gruñó el tigre
 y el ave comprendió que era un día diferente y calló respetando su deseo.
 
 ¡Se fue el hijo del tigre!
 él se ha quedado solo,
 ya no harán las correrías por  caminos que los monos  enseñaron.
 El tigre es viejo
 y sabe que
 que no tendrá mas cachorros.
 
 El tigre tiene una mirada lejana,
 y recuerda los besos del cachorro sobre su gran hocico,
 los juegos insistentes,
 con sus  manazas alrededor de su cuello.
 
 Todo fue después de la tormenta,
 después del rayo que mordió los hombros de la montaña.
 ¿Qué  dislocó su corazón?
 Aún no sabe que sucedió para que su hijo cambiara tanto:
 se hizo taciturno, de mal carácter,
 y luego enmudeció.
 
 El tigre está triste,
 está solo, pero eso no le preocupa,
 él disfruta  los zarpasos del viento,
 la mirada de la luna
 y grito en la lejanía de los búhos.
 Su hijo se fue,
 Pero eso pasaría tarde o temprano.
 Le preocupa  lo que dijo antes de irse,
 lo dijo sin decirlo,
 pero el padre adivina que le han dado ansias  de matar
 por el sólo placer de matar.
 
 
 |