En la hora del incendio fugaz que precede a la penumbra,los lilas y azules entrelazan recuerdos.
La memoria escapa a mi control y remonto el laberinto de nuestros destinos.


Labios fundidos tañían como cien campanas en resonancias melodiosas en el espacio,en el mar,en la arena...!en el mundo!.
Abanico tembloroso con sabor,que avanzaba de arriba hacia abajo del cuerpo y a la inversa.
Al unísono ofreciamos nuestro corazón.


Hoy,libre,puedo acariciar el espíritu de un planeta que ya no existe.
Caminar con el tiempo,cultivar la soledad sin exponer mi tesoro a saqueo alguno.
En el paredón de los despojos fragüé el hastío.
Logré al fin! convertirme en cómplice de mi lebertad.-