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No sé lo que son los sueños, y escribo mucho sobre los sueños, pero no caeré en el error de leer a Sigmund Freud para saber lo que son – lo leeré, pero no para saber lo que los sueños son – mucho menos un libro de aquellos que si sueñas con una gallina preñada en el medio del océano no sé qué… La verdad es que no sé lo que son los sueños, pero los tengo, y les doy una importancia primordial, porque aprendo más en ellos que todo lo que puedo aprender de la realidad. Aprendo en ellos. Y tengo sensaciones en ellos más profundas que cualquier sensación que pueda tener en la realidad, en la cotidianeidad, perdón.

Algunos sueños se mueven según el entendimiento, según la comprensión, según la capacidad de asimilar imágenes y responderles mediante sensación, entonces los sueños se vuelven más complejos y sofisticados, según las capacidades de comprensión directa del soñador mientras sueña. Algunos sueños poseen una suerte de dimensión de profundidad que pareciera que nos conectan con fuerzas que no provienen únicamente del soñador, son como sueños comunicantes, entonces el soñador siente que está haciendo algo, que está como realizando algo desde un plano que no es fácil de comprender. El soñador simplemente siente que su inteligencia funciona mejor allí, en ese plano, sea lo que sea, de lo que es capaz de funcionar en la cotidianidad. El soñador siente que está rodeado de fuerzas reales y que es una de ellas; pero ello ocurre en un nivel de sueño más profundo que el mero sufrir imágenes.

Todo sueño tiene una carga emocional pero algunos van más allá de ello y, dan la impresión que conectan, cómo y con qué no lo sé; o, por lo menos, por decir algo, me veo incapaz de demostrarlo, pero es imposible que me pueda desanimar, engañar, por esa incapacidad de demostración, porque sueño y soy yo activo allí. Al despertar lo que pierdo es la lógica del vínculo, sin embargo esa lógica la tengo ahí, pero al ir despertando la voy perdiendo, por más que la intente retener.

Hablar de un sueño es como dibujar un garabato. Querer contar un sueño, bien, lo llena a uno de una sensación de inutilidad, porque todas las referencias que están allí faltan aquí y todo lo que cuajó de sentido en uno, porque así se sintió, se convierte en torres de balbuceo aquí… tendría que comenzar con la historia del mundo y hablar desde una nueva interpretación e ir destrozando mecánicamente toda una variedad infinita de falsos e inservibles conceptos y valores mediante los cuales funcionamos en la cotidianidad que no sé si tengo el poder de hacerlo e ignoro si tú tendrías la paciencia de escucharme, además ¿qué puedo demostrar si me veo incapaz de hacer sentir? Y es que pierdo las referencias reales, los puntos sólidos de apoyo que en el sueño se sienten tan bien ¿cómo hablar de un cambio lógico inmediato desde una realidad que cuando cambia lo hace tan lentamente y muchas veces mediante tanto sufrimiento? En un sueño basta con una imagen que sirva de llave y su origen es lógico y su consecuencia también; todo tiene una función, algo que ejecuta, y la realidad cotidiana funciona así también, pero nos hallamos demasiado distraídos en ella como para poder darnos cuenta, además, la lentitud, la falta de velocidad nos hace perder la concentración, y en una vida de la cotidianidad no se pueden “expresar”, sentir, la cantidad de cambios, movimientos, que pueden ocurrir en un solo intenso sueño - (mil años, por ejemplo, pueden reducirse a una sola serie de imágenes comprensibles en un solo sueño, es decir: en una sola imagen; pero esa capacidad de comprensión se pierde en la vigilia) -. Cuando se tiene sed de ello, cuando existe en uno la posibilidad de asimilar cambios, movimientos, expresiones de vida viva, (imágenes), entonces, aparece el extraterrestre que todo ello lo comprende y ejecuta y exige del buen soñador un poquito de su ayuda que se manifiesta en una suerte de energía emocional, aprobación o susto, esto último para todos los novatos.
Todo susto – provocado por la enorme carga energética y simbólica del extraterrestre – tiene por objetivo provocar un incremento en la temporación del soñador, hasta que éste, quizás en otro sueño, pueda adquirir el nivel de carga simbólica y energética requerida para ser capaz de entender y comprender lo que el extraterrestre desea comunicar. Pero lo que el extraterrestre desea comunicar no es un decir, es un proceder; el extraterrestre procede modificando cosas
Y situaciones; el extraterrestre procede mediante su proceder alterando, entre otras cosas, la carga energética del soñador, de manera tal que mientras despiertas tenga que ocurrir un movimiento profundo e intenso en ti. Ese movimiento intenso y profundo que ocurre en el soñador mientras despierta después de haber tenido un contacto con el extraterrestre libera una carga de energía en el aire que traspasa las paredes de la habitación del soñador mientras éste regresa a su cuerpo cotidiano.

Si por alguna casualidad el soñador en alguna noche no duerme y se sienta en la terraza de su casa y mediante una inspiración de esas que abundan en las nubes, en las estrellas, en el viento y en las hojas de los árboles, que a veces forman interesantes figuras bajo un claro de luna, sufre un cambio ¿En qué?: correcto: en su temporación, entonces, como ello tiene por consecuencia un estado de contemplación desde una profunda relajación entonces puede ver las sombras blancas y negras que surcan el aire de las ciudades: a veces una sombra grande, muy grande negra sale de un edificio y vuela por la ciudad y penetra en otro edificio y a veces es posible seguir su andar, tiene aire de cosa muy vieja, arcaica, arquetipal; mientras tanto, el soñador, relajado más despierto y acostumbrado a alteraciones de su temporación, podrá ver, junto con los movimientos de las gigantescas sombras negras, una suerte de explosiones como de truenos blancos que son como que caen del cielo. Todo esto que se aprecia de esta manera son los sueños que están ocurriendo, pero vistos desde una manera – desde un ángulo – muy especial. La noche se llena de espectros y de actividad espectral, muchas de estas cosas salen del cuerpo de los dormidos…

Mientras tanto un platillo volador plateado como una gota de mercurio y con un vuelo más suave que una pluma con mente y sin embargo capaz de adquirir increíble velocidad si así se lo propone, surca el cielo, lo puedes ver con los dos ojos abiertos e indudablemente también te relajará alterando aún más tu temporación hasta un nivel indescriptible de sensación y lo logra mediante la increíble suavidad de sus movimientos que relaja completamente tu actividad emocional. Si te tapas el ojo derecho lo continúas viendo. Pero si te cubres el ojo izquierdo e intentas verlo únicamente con el ojo derecho, no lo ves. No sé cómo explicarlo, quizás el sentir a veces se concentra en una sola imagen y de nada sirve el intento de racionalizar; pero te invito a que hagas tú mismo(a) la prueba y llegues a tus propias conclusiones; quizás, como yo, a ninguna conclusión desees llegar. Oye: ¿Y si las estrellas son conciencias y poseen la más intensa temporación? ¿No serán acaso el Acto del que habla Aristóteles y nosotros la potencia? Shhh: a veces creo que es así.

Texto agregado el 02-12-2006, y leído por 170 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
02-12-2006 Me tapé primero el ojo izquierdo y luego el derecho y siempre veía al monstruo de otro planeta frente a mí. Me ví obligado a saludarla: -!Hola, suegrita!! zumm
 
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