(Lamento insistir en el tema, pero creo que es un buen material para reflexiones)
Los nazis fueron y son abiertamente racistas, su racismo es parte de su discurso, usado tanto entre ellos mismos como para con los de afuera. No lo esconden, son prepotentes de manera abierta.
Los judíos son racistas, su discurso racista es abierto entre ellos mismos y se sustenta en razones culturales que también se pueden llamar religiosas, pero su racismo lo callan exteriormente para con los de afuera, son hipócritas.
Nosotros, los hijos de españoles en América latina somos racistas, pero no poseemos un discurso racista – somos expertos en el arte de mantener las apariencias – pero, a pesar de no tener un discurso racista nos comportamos de manera racista cuando la ocasión se nos presenta (¡Y lo negamos!), somos ciegos.
Ya hemos visto qué manera tan brutal y despectiva es capaz de utilizar el racista abierto y prepotente contra el racista hipócrita: lo descubre y lo destroza (“Debemos protegernos contra ellos!!”).
Pero ¿Cómo tratar al racista ciego, a aquel que lo esconde hasta de sí mismo y que sin embargo lo es, porque se le sale el desprecio racista? Con cariño, con mucho cariño, pero haciéndole caer encima una lluvia de ocasiones hasta que el demonio se le salga a flote y entonces señalárselo cuando sea innegable (entrará entonces en una contradicción entre lo que es y lo que se esfuerza por aparentar). Pero, así como es un artista de la apariencia de igual manera se violenta cuando es descubierto, por lo tanto, es importante darle un buen abrazo y en ningún momento darle la espalda, y casarse con su hermana y tener con ella tres o cuatro hijos bellos, si el amor lo permite y no el cálculo macabro, si se es sincero.
…
¿A qué se debe el racismo?
Desde tiempos arcaicos el sometimiento de otros humanos alivia nuestras vidas y también nuestras mediocridades, porque los hacemos trabajar para nosotros y los hacemos así otorgarnos bienestar material que facilita nuestras vidas. Sin embargo, para mantener los privilegios de esta manera adquiridos necesitamos justificarlo, desvincularnos de la humanidad del otro, no reconocerlo, animalizarlo (y luego presentarlo como animal, así todos comprenden y se libran de la mala conciencia). De esta manera, desvinculados de la humanidad del otro, disfrutamos de los privilegios así adquiridos y lo convertimos en una norma. Esa norma se enseña y se convierte en un principio cultural de raza.
Si mi bienestar se debe a tu malestar, sacrificio mi bienestar en el momento de reconocerte (y me convierto en un traidor a mi raza, porque mediante tal atrevimiento coloco en peligro el bienestar así adquirido de mi raza, sus principios). Pero, si esa ecuación de bienestar-malestar desaparece (cosa que aún no ha sucedido), ¿puedo tratarte de tú y negar que te debo algo? ¿acaso no siempre podré utilizarte cuando me convenga? Si acepto la igualdad imposibilito el retroceso y la adquisición de privilegios fácilmente obtenidos, y me hallo solo en un mundo que funciona de otra manera, me convertiría así en un pendejo, o, como dirían otros, en un soñador, en un ingenuo.
Pero ¿qué sucede entonces si la policía ya no trabaja para nosotros y no lanza ya niches al Güaire, por ejemplo, ni los mete presos sólo por caminar por la zona donde vivo? (Todos estamos de acuerdo, por ejemplo, en el trato que se merecen todos los niches, lo que me pregunto es ¿QUÉ ES UN NICHE? ¿Quién invento ese término para dar cabida así a un comportamiento? (No importa, lo esencial es que no importa, pero que sí se comprenda el trato que se merecen los niches) -. ¿Qué sucede entonces si la policía ya no trabaja para nosotros? ¿Si ya no protege nuestra ecuación de privilegios? Entonces estamos en la obligación de unirnos, para defender nuestros derechos - ¿Serán acaso los niches lo que ahora tendrán derechos? - … para que cese todo este libertinaje.
Así que ser racista es tener todavía esperanzas, porque si no fuese racista me vería obligado a someter a mi propio hermano, y no creo que Dios lo permita, y no creo que sería lo correcto.
Pero a veces conviene no ser racista, a veces las víctimas de nuestro racismo son capaces de conseguir un buen nivel de bienestar material solos (porque vamos a estar de acuerdo en algo: no son flojos y las dificultades impuestas por nosotros en sus vidas les ha despertado un nivel de despabilamiento que nosotros ya no poseemos), una vez que obtienen un buen nivel nos conviene volver a nuestros principios racistas y arrebatarles, justificadamente, todo lo por ellos obtenido (aunque sea de sus dientes), por supuesto: necesitaremos de mucha, pero mucha y buena propaganda: niños lindos bajo árboles nevados, etc.
…
¿Qué es el racismo y cómo y por qué se manifiesta? (¿Otra teoría?):
LOS Nazis
LOS Judíos
LOS Colonos
LOS Negros
Etcétera.
“LOS” – es una manera que poseemos de categorizar a la humanidad en secciones que bien pueden ser para nuestro uso o no serlo. El hecho de que no podamos usar a un grupo de una o más de tales categorías no significa que no sean nuestros competidores naturales o que no debamos tener desconfianza hacia ellos. Siempre tenemos un trato cultural hacia cualquiera de tales agrupaciones.
Todo individuo cabe en uno de tales grupos.
Todo individuo es UN individuo que cabe en uno de los LOS (a menos que estemos hablando de uno de esos híbridos impuros que igualmente merecen todo nuestro desprecio).
Por lo tanto: siempre sabemos CON ANTERIORIDAD con quién estamos o estaremos tratando.
Nuestra cultura nos previene: nos señala cuáles son las características fundamentales de cada uno de los LOS (negros, polacos, indios, judíos, etc), y luego sólo tenemos que colocar a cualquier individuo con el que nos topemos dentro de uno de tales grupos para saber así qué podemos esperar de él o no, y poder saber también de qué modo debemos tratarlo… sólo así podemos vivir en un mundo seguro.
Existe una otra categoría que también es conveniente aplicar a todo aquel que sea de los mismos que nosotros, está categoría es la de “puta”, “homosexual”, “ama negro”, “traidor”, “vendido”, “débil”, etc. Aplicando esta segunda categoría sobre los individuos que sean de los nuestros entonces podremos vivir, finalmente, en un mundo absolutamente seguro y podremos tener una vida absolutamente segura.
Lo esencial, y en esto consiste todo, es no ver jamás al Individuo, y si debemos verlo a los ojos, mirarlo con ojos de quienes ya lo saben todo.
(Nada más apropiado que un “tú eres un…” ¿Nada más necesario, será?)
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