La nuestra, la venezolana, es una cultura de la apariencia y ha sobrevivido gracias al esfuerzo incesante de todos los venezolanos por mantener las apariencias (bástese con hacer un vuelo en helicóptero sobre Caracas y luego escuchar lo que se dice sobre la ciudad). Las apariencias sólo pueden ser eliminadas mediante contradicciones, estas contradicciones surgen cuando las situaciones son insostenibles - cuando el lenguaje que nos esforzamos por mantener nada representa ya - entonces, por falta de lenguaje para nombrar lo que nos rodea, para darle nombre, recurrimos a la violencia, es el último recurso de quines se esfuerzan por mantener las apariencias. Es curioso que un individuo pueda subsistir en la mentira pero que no pueda hacerlo en la falta de palabras, si surgen palabras para nombrar verdaderamente lo que nos rodea éstas atentan contra nuestros valores (por ejemplo, la sentencia arraigada y repetida de decir una y otra vez que el venezolano es un pueblo pacífico).

Las contradicciones que surgen cuando una situación se vuelve insostenible nos obligan a enfrentarnos a nosotros mismos. Si deseamos mantener las apariencias, cueste lo que cueste, necesitamos culpables, los hallaremos, los eliminaremos para poder mantenernos siendo un pueblo pacífico.

Pero, si nos damos cuenta de que las apariencias esconden cosas putrefactas y de que se necesita la putrefaccion de las cosas para mantener las apariencias, entonces quizás...