Ocurrió hace mucho. Tenían diez años y vivirían una aventura que ninguno podría olvidar. Aventura que pudo haber terminado en tragedia.
Estaba todo planeado y estudiado. El itinerario, los puntos de descanso, los posibles problemas que podrían surgir, en fin todo calculado con tiempo y sin apuro.
Llegó el día estipulado. Ese martes por la mañana en vez de hacer el camino acostumbrado matinal que los llevara al colegio, Ofer y Gabri, enfilarían hacia la ruta, tomarían rumbo sur hacia la ciudad de Acco, Haifa....y por último Eilat; desde allí:¡¡¡ A F R I C A!!!!
Los dos viajeros, Ofer, el mayor, catorce años y su amigo de ruta Gabri, de sólo nueve, vivían en el primero y cuarto piso del mismo edificio en la ciudad de Naharía.
La noche anterior al día de la partida, se presentó el primer obstáculo: el padre de Gabri, solicitó a su hijo entregar, la mañana siguiente, una carta dirigida a la Dirección del colegio. Rápidamente luego de escuchar el pedido, apresuró sus pasos al piso cuarto y después de deliberar el asunto con su compinche, se decidió salir unos diez minutos antes de la hora acostumbrada, con la finalidad de encontrar de aquella forma menos personas que los vieran entrar y salir del colegio.
La idea de la aventura había comenzado hacia varios meses atrás. Consiguieron un mapa del mundo bastante grande, y lo colgaron en una de las paredes del refugio antiaéreo, como existe en todos los edificios del país para resguardarse en caso de bombardeos, y allí con pequeñas flechitas dibujadas, marcaron el trayecto a seguir.
Se pusieron de acuerdo en que el viaje se realizaría por mar. A tal efecto y para la construcción de una rapsoda ya habían desmantelado una casucha de perro abandonada, una pequeña mesa de ping-pong; una cantidad considerable de troncos y maderas estaban ya guardadas a la espera.
Mientras estaban ocupados en los preparativos, llegaron a la conclusión de que sería más conveniente hacer el trayecto por tierra. No obstante calcularon que les ocuparía más tiempo pero menos peligroso y ello era lo importante.
Aquel mediodía Gabri no llegó a su casa después del colegio. Su padre, dudó sobre el retraso de su hijo, pues no concordaba dicha actuación con el hecho de ser un chico muy obediente y responsable. Salió a la entrada del edificio y al encontrarse con algunos de los compañeros de clase de su hijo consultó con ellos sobre el retraso. Uno de los chicos le informó que no obstante lo vio entrar al colegio con rumbo a las oficinas, no había concurrido a clase. A los pocos minutos el padre, ya bastante malhumorado, se presentó en el establecimiento educacional. En la entrada se encontró con la maestra de su hijo, la que confirmó lo escuchado de boca del compañero de clase. Al averiguar, en las oficinas, recibió confirmación fehaciente de lo escuchado anteriormente, Gabri había entregado aquella mañana la carta como correspondía.
Camino al edificio notó una aglomeración de gente y niños en la entrada del mismo.
Al acercarse, fue a su encuentro el padre de Ofer, agente de policía, quien lo puso en conocimiento que también su hijo no había regresado aún a su casa. No dudaron un momento y se avisó a la Estación de Policía local sobre lo ocurrido.
Consultados los chicos del edificio, confesaron que los dos *retrasados* habian planeado un viaje a Äfrica en un rapsoda (¿?)
Rápidamente, a los pocos minutos de recibirse la noticia, fue enviada una patrulla para recorrer la costa cercana a la ciudad. Al no encontrarse rastro alguno de los chicos, fue solicitada la intervención de la Policía Marítima, que se ocupó de fletar una lancha para recorrer el mar cercano a la zona. Tampoco así se logró conseguir dato alguno sobre el paradero de la supuesta rapsoda en cuestión, a decir de los chicos del edificio. Quienes con la finalidad de ayudar a sus amigos, llevaron a los agentes del orden al refugio para mostrarles el mapa en donde figuraba el trayecto a recorrer.
Fue requerida la intervención de dos helicópteros, una de la Fuerza Naval y otro de la Fuerza Aérea, quienes sobrevolaron toda la zona en busca de la precaria embarcación. Además se entabló comunicación con el puesto fronterizo del Líbano, en la frontera de Rosh Anikra( paso de frontera) Tampoco de allí hubo ayuda alguna.
La hora avanzada, los nervios y los pensamientos sobre posibles causas que imposibilitaban el encuentro de los chicos, iban en aumento tanto en las mentes de los afligidos padres como en las de los encargados del rescate.
La tarde dio por terminada su función y la noche ocupó su lugar. Las fuerzas de seguridad suspendieron la búsqueda, que se reanudaría al día siguiente a primera hora.
A todo esto, Ofer y Gabri después de un largísimo día de caminata, viajes en coches y camiones, brindados por conductores amables, hambrientos y cansados, estaban sentados en una plaza en la ciudad de Hedera, situada a unos cien kilómetros del punto de partida.
La noche, un poco de frío y el cansancio hicieron lo propio. De común acuerdo se presentaron en la Estación de Policía local y solicitaron comunicarse con las respectivas familias.
Al escucharse por intermedio de la comunicación telefónica la buena nueva, tanto en las casa de los ° desaparecidos°, como en el resto de la ciudad, se logró escuchar un grito de asombro y de satisfacción a la vez.
Los frustrados expedicionarios volvieron a sus casas, cansados pero con una suerte de vivencias que los acompañaran por el resto de sus vidas.
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@surenio
NOTA DEL AUTOR: Los nombres propios: Naharía, Acco, Haifa, Hedera y Eilat son de ciudades en Israel.
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