Soledad era su nombre, bajo rayos de sol abrazaba su no entendimiento y su debilidad, cuántos años deberían pasar para encontrarse en tanto silencio?, cuántas puñaladas se deben soportar para saber vibrar?, cuántos bosquejos sin sentido con trémulos sonidos se deben alcanzar para afrontar?,
cuántas manos se debe decidir a tomar para "conocer"?... Cuántos sueños debe soñar?.
Soledad, narcisa de nacimiento, pensándose, meditándose, creándose y destruyéndose.
Pasan los años y las palabras quedan en las mismas sílabas, lo no actuado y lo añorado se repite una y otra vez. Soledad al cuadrado, frente a un espejo, donde se observa, sin embargo, su derecha ahora es su izquierda, todo se da vuelta, se desconcierta, y sus ojos no son lo suficientemente profundos, un grito!, un aullido!, casi plausible, de pronto se esfuma. Por la ventana una luna que no es menguante ni llena, es la luna en esa etapa indefinida.
Es ella allá afuera, ni lo uno, ni lo otro, ni sola, ni con ella.
Un par de años más para olvidar, o es que aquel pretérito es imposible dejarlo atrás?.
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