al que todo le doy,
al que he sangrado de utopías, de locuras y agonías,

de la canción “Al que he sangrado”, del autor Gustavo A. Nápoli Chizzo en la placa de La Renga “La esquina del infinito”.

EN UNA ESQUINA DE SANGRE

En algún rincón de color tinto
el borracho ya había dormitado por horas,
su aliento a rata descompuesta
delataban su juerga.

Sus nudillos raspados
no pedían ya limosna,
sus uñas encarnadas
rascaban su mirada,
que no veía ya más pena.

Su barba de colores
con los restos de basura
su merienda.
Mas unos pocos mocos
de un resfrío anterior,
su capital.

No tenía qué perder
ni cuentas que pagar,
se decía libre
como el viento
y los gatos en su cama.

No había amigos
ni posesión alguna,
salvo aquella esquina
que cobijaba su miseria.

Conversaba con la oscuridad
y reprochaba la maldad
de lo poco que leía
en sus mantas.

Tranquilizaba sus miedos
al masturbarse recordando
los gritos de una víctima
que compartió su esquina.

Luego bebía de los dedos
el néctar de su vida
para echarse a llorar
y perder incluso la libertad.

Atado a los tormentos
de una mente enfermiza,
no podía sino dar gracias
por los minutos de impunidad.

Lóbrega esquina que ya
se llevaba dos vidas,
la de una niña
y la de un viejo dólar
verde de muerte.